(PR/NormaMigueles) Alguna vez alguien dijo que los animales son almas que eligen encarnarse en ellos para despertar los mejores sentimientos en nosotros. Y es así que las personas en el devenir de la civilización fuimos incorporándolos a nuestras vidas. Por ejemplo, domesticamos los perros al punto que a muchos los hemos hasta humanizados y la relación es tal que nos comunicamos con absoluto entendimiento.
En este contexto las acciones crueles con los pequeños peludos resultan inaceptables. Inentendible que alguien pueda romperle la cabeza a una perra que estaba atada con una soga incrustada en el cuello despellejado y en carne viva. Repudiable que esté desnutrida y llena de garrapatas. Doloroso que por estas horas no se sepa si va a poder superar en las próximas horas tanta crueldad o será otra almita que seguirá buscando endulzar la vida de otra persona.
A la rubita su dueña la castigo a palazos y le rompió la cabeza, la nariz y se le salieron los ojitos de su órbitas. El palo estaba en el patio, y la dueña asumió sin ponerse colorada la responsabilidad. Por estas horas la perra tiene la cabeza tan inflamada que prácticamente duplicó su tamaño.
GRITOS DE DOLOR
Esto ocurrió hace pocas horas, apenas pasado el mediodía, cuando los vecinos de Barrio Santa Fe llamaron al Imusca avisando sobre los gritos de un animal y los golpes. En el lugar se hizo presente la responsable del área municipal y preguntó a la dueña de casa si tenía perros, la mujer mostró un pequeño que estaba a su lado. Sin embargo, Ines Carusillo acompañada por Natalia Jaureguizahar, no quedaron conformes y dieron la vuelta y por el patio, debajo del parrillero, vieron un pequeño perro amarillito con la cabeza ensangrentada.
La rubita penas podía mirar, los ojos ensangrentados, casi sin poder respirar. Las chicas del Imusca se la pidieron y la mujer cortó la soga con que la tenía atada y se las dio. También el palo que tenía pegado con sangre los pelos del animal.
INTERVENCIÓN POLICIAL
Ante un hecho de tamaña crueldad Carusillo, convocó a la policía, por infracción a la ley Sarmiento en una situación de crueldad contra un animal.
En forma inmediata se hizo presente un móvil y tras consultar a con el fiscal Iván Raposo, la mujer fue aprehendida y trasladada sede policial donde se le formó causa por infracción a la Ley 14346 que establece en su articulo primero “Será reprimido con prisión de 15 días a un año el que infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad a los animales”.
