A través de una serie de proyectos de ordenanza remitidos al Concejo, el Ejecutivo busca destrabar una situación que obstaculiza la posibilidad de subdivisión del suelo, clave para las urbanizaciones y con impacto directo en el acceso a la tierra. Al tiempo que incorpora exigencias medioambientales orientadas a mitigar el exceso hídrico.
La Ley Provincial de Medio Ambiente 11.717 y su marco regulatorio fija condiciones específicas para la subdivisión del suelo en Venado Tuerto, estableciendo la obligatoriedad de presentar estudios de impacto ambiental o certificados de aptitud ambiental en urbanizaciones superiores a cuatro hectáreas.
No obstante, la resolución 292 exige estudios de impacto hidrológico cero para aquellas urbanizaciones superiores a una hectárea (una manzana), con lo cual debe demostrarse que el agua que se vuelca al sector público no debe ser superior al caudal que recibe el terreno en estado natural.
Es un dato no menor en consideración a que cualquier urbanización (servicios, pavimento, viviendas, veredas) implica mayor impermeabilización del suelo. Y así, el agua que antes escurría a nivel de terreno ahora sale a la vía pública.
“La aplicación de la Ley de Medio Ambiente a nivel individual trajo un sinnúmero de problemas a desarrolladores. Hace dos años la Provincia sacó la resolución 292 que regula la subdivisión del suelo en la ciudad atado a esta ley. El problema es que pide que las urbanizaciones superiores a una hectárea tengan un estudio hidráulico que demuestre que el agua que tira al sector público no puede superior a lo que tiraba cuando el terreno estaba en estado natural”, explicó el secretario de Planificación y Gestión, Daniel Dabove.
Lo cierto es que esta exigencia hoy tiene frenados varios loteos aprobados por el Municipio, y desde ya que el cuadro podría complejizarse por las futuras urbanizaciones.
Para sortear el intríngulis, el Ejecutivo elaboró tres mensajes para tratamiento legislativo. Por un lado, propone modificar cuatro capítulos del Plan de Desarrollo Territorial (PDT), creando nuevas zonas especiales como la Zona de Riesgo Hídrico (ZRH), esto es “sectores de la ciudad donde el Municipio prevé enviar el agua”.
La ya creada Área Recreativa Norte (ARN) vino a solucionar la cuestión en un sector de la ciudad, por eso ahora se crean nuevas zonas, aclarando Dabove que con la gestación de las ZRH “lo que hacemos desde el Municipio es generar lugares para disposición natural y artificial del agua”.
El proyecto define como ZRH o inundables: las lagunas La Cañada (chacras 3 y 4) y Tófolli (chacras 16 y 33) y los bajos de Ricard (chacra 8), Baravalle (chacra 48) y Lussenhoff (chacras 21 y 28).
“No obstante, esto no alcanzará. Por los cálculos que hacemos, se les pide a los profesionales que calculen con una recurrencia de lluvia de 10 años pero que después la verifiquen para lluvia de 100 años. En limpio, tengo que suponer que sucederá una lluvia catastrófica, la peor de los últimos 100 años. Es como decir que lo único que queda sin agua en la ciudad es el Monumento a Casey”, graficó el funcionario.
Impermeabilidad del suelo
Por lo indicado antes, otro proyecto establece regulaciones que apuntan a la impermeabilización del suelo, bajando de 0.7 a 0.6 el Factor de Ocupación del Suelo (FOS) y subiendo el índice de impermeabilidad (FIS) del 40 al 60 por ciento.
“Ahora podrá cubrirse en horizontal hasta el 60 por ciento del terreno, y si se necesita más habrá que ir para arriba. Y la zona verde de cada vivienda tendrá que ser el 60 por ciento del resto”, puntualizó Dabove.
No es todo, ya que una mala impermeabilización deberá subsanarse con un regulador de caudal a nivel del lote -tanque, jardín de lluvia-, una obra adicional que demuestre que el volcamiento de agua a la vía pública no superará el caudal natural.
“Esto tendrá su aplicación en la presentación de planos, a partir de futuras construcciones o ampliaciones”, advirtió Dabove. Luego añadió que en el mismo proyecto se remite “la prohibición de impermeabilizar las veredas por encima de los dos metros, y el resto deberá dejarse con verde”.
En el caso de la vía pública, se proponen reservorios en plazas, parques y clubes, también como un aporte para regular el exceso hídrico, tema central en tiempos de grandes lluvias y con serias perspectivas a futuro.
Por otro lado, Dabove señaló que con las ordenanzas de ARN y ZRH “estamos generando sectores en la ciudad, a nivel de cuenca, que permitan reemplazar a los reservorios particulares a nivel de urbanización; ya hay una parte de la ciudad que está construida y una parte que seguirá expulsando agua, algo difícil de resolver”.
“Cuando vemos el plano de la ciudad observamos que al ir afectando espacios para distintas cosas, queda un espacio más reducido y entonces debemos defenderlo de la mejor manera. Si no hacemos todo esto no podremos seguir subdividiendo tierra. Si no hay suelo no hay casa, y el poco suelo será cada vez más caro”, completó.
Prensa MVT