(PR/NormaMigueles) En marzo de 1957, bajo la dirección de la sociedad conformada por Ricardo Marenghini, Víctor Seret y Ricardo Bosch, abrió sus puertas el vanguardista Cine Teatro Ópera, en calle Belgrano al 843.
El 25 junio de 1970 (según registro de los Bomberos Voluntarios de Venado Tuerto), luego de un festival a beneficio con concurrencia de alumnas del Colegio Santa Rosa, se produjo un incendio – debido a una falla eléctrica – que provocó el desplome del teatro.
Según información del periódico venadense El Diario: “En la madrugada de ayer la sirena anunciadora del incendio comenzó a ulular a las 4:30 anunciando un siniestro de proporciones, por la persistencia que tenía su llamado. En efecto, había hecho presa del cine Ópera”.
Seguidamente destacan que “dadas las proyecciones y magnitud del fuego se requirieron los servicios de los bomberos voluntarios de Rufino, Firmat y Villa Cañás”.
Una palanca
El artista plástico Roberto Capdevila, trabajaba en los años 70 todas semanas diseñando y pintando en forma artesanal las enormes carteleras de las películas que se estrenaban y que luego se colocaban en el frente del elegante Cine Ópera.
“Por las características del material con el que pintábamos prácticamente no podíamos descansar, una vez comenzado seguíamos hasta terminar y ese ritmo nos agotaba, por lo que al terminar el trabajo nos tirábamos a dormir en las butacas pullman de la primera fila”, rememora y aclara que ese espacio fue luego la Sala 2.
“En la mañana del 24 de junio de 1970 me pidieron que dejara lugar para encerar el piso. Las primeras horas de la mañana las utilicé para trasladar los materiales hasta el escenario, único lugar con iluminación adecuada, hasta que llegó el mediodía. En esos momentos mi único ayudante era el “Negro” Romero quien cumplía varias actividades, comenzaba fondeando los paneles y luego me asistía preparando los colores que yo indicaba, mantenía los pinceles en condiciones de ser utilizados en forma inmediata”, detalló.
“Ese día a las 12, el “Negro” Romero me dijo: ´Loco vemos si las luces andan?´- yo seguía con los tarros de pintura cuando Romero me gritó: ´Loco vení aquí pasa algo´, me acerqué y cuando él bajó la palanca de las luces vimos un chispazo. Fuimos a la boletería y encontramos a uno de los encargados a quien le dimos las novedades y acordamos marcar la palanca con cinta adhesiva roja y poner un cartel que decía no tocar”, recuerda el artista.
“Esa tarde no quise comenzar a pintar porque no podía terminar en 5 horas, dado que aquella noche el cine estuvo lleno con la función a beneficio del instituto Santa Rosa. Yo estuve durmiendo en una butaca de abajo tratando de estar descansado para comenzar luego que la gente se retirara. Cuando la sala quedó vacía yo estaba solo y creía que mi asistente (Romero) vendría como me lo había prometido, pero ya a la 1:00 de la mañana dejaba el cine porque él no vino y me hacía perder 15 horas de trabajo”, señaló.
Lo que él no sabía, era que en el cielo raso del pullman y las maderas de los andamios se estaban quemando al igual que el cablerío generando una potente fuente de calor. A las 2:41 una enorme bola de fuego explotaba el techo del querido Ópera.
Capdevila recordó que el ruido se sintió en la ciudad, se acercó al lugar e ingresó por la puerta de 25 de mayo, “de pronto me encontré en el escenario lleno de hierros retorcidos y ya sin techo. Por el faltazo del Negro Romero me salvé de morir asado”, reflexionó Capdevila.
Fuentes: Bomberos Voluntarios de Venado Tuerto, Archivo histórico Digital, Gobierno de Venado Tuerto y Roberto Capdevila.