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Inclusión: ¿Moda o realidad? : La experiencia de un venadense

(PR/GiulianaGhignone) En primera persona David Bustos, un joven cantante venadense, cuenta cómo es desenvolverse en el día a día siendo una persona ciega. Desde hace más de un año se instaló en la ciudad de Santa Fe como su lugar para crecer profesionalmente y mejorar su calidad de vida, un sueño que tenía desde hace ya mucho tiempo porque “en las ciudades grandes la accesibilidad para alguien con mi discapacidad es mucho mayor”.

En tiempos donde la palabra inclusión se repite muy seguido, es este venadense quien se permite poner en duda su real aplicación “esta palabra abarca muchas cosas, en el caso de la discapacidad yo digo que la palabra inclusión no es solo “vamos a cubrir un cupo laboral por discapacidad”, quiero decir que no veo bien que se tome a una persona sólo para cubrir un cupo”, expresa. “No todas las discapacidades tienen las mismas limitaciones, ni las mismas capacidades. Yo he escuchado gente decir “capacidades diferentes”, y me pregunto ¿qué sería?¿volar? Son términos que se utilizan mal. Para mí falta mucho, mucho se habla pero se hace poco por la inclusión. Por ejemplo, hay “cajeros accesibles” supuestamente ahora pero los botones no están bien señalizados entonces hasta que yo encontré el botón para que el cajero me lea me puede “tragar la tarjeta””, comenta David, al mismo tiempo que suma su experiencia con los billetes “uso una app para escanear los billetes porque claramente nunca se pensó en la accesibilidad en algo tan básico como es el dinero en una persona ciega”.

Hoy con sus 35 años, su forma de vivir y actuar en esta vida ha ido cambiando y con el acompañamiento de profesionales también ha aprendido a afrontar la realidad, muchas veces dura e injusta “primero se ve la discapacidad antes que la capacidad”, declara. “La discriminación siempre existió y yo creo que uno ya lo acepta como algo natural. Por ahí sí trato de demostrar que uno puede hacer cosas pero no a combatirlo o negarlo”.

David es músico y también da clases de computación con lo cual, resulta una barrera más a superar el prejuicio al ver a una persona no vidente frente a una pc aunque solo bastaran unos minutos para poder reconocer su profesionalidad. Con el arte callejero no fue la excepción “otra cosa que me molesta es usar la lastima para conseguir algo porque así de cierta forma el discapacitado se está autodiscriminando. Yo cuando canto en lugares donde hay turismo disfruto más a la persona que se queda escuchando dos o tres temas que la persona que deja plata solo porque me ve allí”.


A nivel vincular, asegura que también se da porque generalmente se espera que una persona que no ve tenga una pareja de similares características y por experiencia propia cuenta que cuando esto no ocurre en su entorno no faltará quien le diga “uy habiendo tantos, con un ciego vas a salir”.

Finalmente, el venadense se refirió a la vida en una ciudad grande y destacó la infraestructura que estas poseen dando lugares a las necesidades de toda la sociedad en su conjunto tal es así que resaltó, las sendas peatonales para ciegos, el trabajo en la terminal de Rosario en pos de la accesibilidad, la frecuencia de los colectivos y las apps que te permite ver cuando llega el colectivo, donde están las paradas cercanas, etc.

Hay un problema con la palabra discapacidad también porque no es lo mismo una discapacidad mental que una ceguera o ser sordo. La gente usa esa palabra para englobar todo y creo que en eso también hay que trabajar mucho para lograr una verdadera inclusión”, cerró Bustos.

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