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Joven agricultor bonaerense cuenta su exitosa incursión a la agroecología

Julián Gariglio es productor agropecuario en Adolfo Gonzáles Cháves, Buenos Aires, y tiene una historia para contar. La superficie del campo familiar es de 1.040 hectáreas, donde se hace agricultura y ganadería de forma convencional… salvo en las 350 hectáreas de Julián, que -en parte- comenzaron siendo una reserva natural para luego mutar -también en parte- a una producción sin agroquímicos.

“Sí, estoy pasándome a la agroecología hace ya tres años”, cuenta de forma pausada. “Este cambio comenzó con un proceso de toma de conciencia y de forma de ver el mundo, que arrancó cuando conocí el reiki, la meditación y las Flores de Bach, terapias que me ayudaron a hacer el gran cambio interno que necesitaba hacer”.

“Pero el gran cambio para mí fue en 2017, cuando dejé de comer carne y rápidamente noté que percibía todo diferente, por ejemplo, tenía una mayor sensibilidad y fui capaz de valorar a todos los seres vivientes, desde microorganismo de la tierra que uno no ve pero que igual está hasta una vaca”.

Por ese entonces Julián escuchó hablar por primera vez de la agroecología, su hermano mayor (ingeniero agrónomo) le habló de la red RENAMA y ahí comenzó a ver videos y a informarse: la semillita de producir de otra manera había prendido en su espíritu.

“En septiembre de ese mismo año dejé la casa que alquilaba para irme al campo a una casa de mis bisabuelos, que estaba abandonada desde hacía 30 años, y lo primero que hice fue pedir a la familia que me cediera un lote de ese campo para dejarlo como reserva natural”, detalla. En 2018 tuvo la oportunidad de hacer un lote de agroecología.

Julián tuvo el asesoramiento Agustín Barbera y Martín Zamora de la Chacra Experimental de Barrow de INTA y cuenta que a varios de los productores convencionales vecinos les llamo la atención pero sólo le dijeron: “Ah estás haciendo agricultura como se hacía antes”.

“Cuando uno se pasa a la agroecología prácticamente se cambia por completo la forma de preparar un lote para sembrar; por ejemplo se requirió de un esfuerzo bastante grande a nivel humano de estar muchas horas arriba del tractor pasando una disco… pero con mucha felicidad”, enfatiza .

CAMBIO MENTAL

“Esto tiene mucho de cambio mental”, asevera Julián. “Antes me parecía mucho más práctico y rápido que fumigaran en 40 minutos un lote y ahora me subo 2 días al tractor para hacer un lote con las herramientas que tengo. Primero cambie la forma de ver la vida y valorar la tierra que no es nuestra sino que nosotros somos parte de ella y ella nos da sin reclamar y sin esperar nada a cambio y creo que es nuestra obligación cuidarla y valorarla”.

“Por las experiencias de otros y por lo que me había contado mi abuelo sabía que no era imposible pero sí que sería todo un desafío porque uno sale de un esquema fácil y predecible a un esquema cambiante donde hay que hacer un seguimiento constante de los lotes”.

Hoy en estas 350 hectáreas se produce trigo, soja no modificada genéticamente y avena con vicia; este año sumó trigo sarraceno por primera vez “y anduvo bastante bien para lo que es la zona y lo que fue el verano”.

A futuro me gustaría llegar a ser un productor orgánico y “mientras tanto apunto a lograr un ecosistema estable en mis hectáreas, es decir recuperar hongos benéficos, bacterias e insectos que desaparecieron debido a los agroquímicos”.

“Hoy sigo cometiendo muchos errores pero también estoy aprendiendo mucho; esto es el día a día.”. BASADO en una nota de Bichosdecampo.com

AGROECOLOGÌA

Según Susanna Hecht, la Agroecología incorpora un enfoque de la agricultura más ligado al medioambiente y más sensible socialmente; centrado no sólo en la producción sino también en la sostenibilidad ecológica del sistema de producción. Greenpeace plantea 7 objetivos

 

  1. Soberanía alimentaria: Productores y consumidores, no corporaciones deben tener el control de la cadena alimenticia y determinar cómo se produce la comida.
  2. Valorización de la vida rural, contribuye al desarrollo del campo y a la lucha contra la pobreza porque garantiza un medio de vida seguro, sano y económicamente viable.
  3. Producción inteligente, produce con saberes locales y se apoya en los ciclos de la naturaleza, no en las corporaciones.
  4. Biodiversidad; se basa en la diversidad desde la semilla hasta el paisaje.
  5. Protección ecológica contra las plagas; busca el equilibrio de los ecosistemas.
  6. Suelos sanos, aumenta la fertilidad del suelo al no utilizar agrotóxicos y al mismo tiempo los protege de la erosión, la contaminación y la acidificación.
  7. Sistemas alimentarios resilientes, construye ecosistemas productivos con capacidad para adaptarse a las crisis climáticas y económicas.

 

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