La crisis de la compleja situación por la que atraviesa la agroindustria mantiene en vilo a centenares de trabajadores del sur santafesino, cuya continuidad laboral está en serio riesgo al no avizorarse, al menos por ahora, un repunte del sector. La sensación de preocupación y desesperanza es cada vez más evidente en localidades de la Pampa Gringa que históricamente se caracterizaron por su pujanza y prosperidad económica y desde hace un tiempo se ven sumergidas en un estancamiento que, aunque en un contexto histórico diferente, se asemeja a los orígenes de la crisis que ensombreció al país en 2001.
La emblemática firma Gherardi, que se dedica a la producción de sembradores y herramientas manuales de ferretería, comenzó esta semana con su plan de reducción de trabajo a tres jornadas por semana aunque abonará al personal un 75 por ciento de los días sin producción además de otorgar, como forma de compensación, dos días más de vacaciones correspondientes al 2018 por cada empleado.
La noticia sumó una incertidumbre más dentro del sector. Es que, aunque no se registraron despidos masivos, ya hubo cesantías y un importante porcentaje de operarios está suspendido o limitado a desempeñar funciones en un marco de reducciones de jornadas de trabajo ante la disminución de ingresos por la fuerte caída en las ventas de maquinarias, lo que dificulta hacer frente a obligaciones salariales y el alto costo de funcionamiento de las operaciones productivas, especialmente en materia de servicios.
Casilda, Firmat, San José de la Esquina, Arequito, Los Molinos y Arteaga son algunas de las comunidades que experimentan la caída de la producción en más de una decena de empresas metalmecánicas que implementaron medidas para achicar gastos e intentar seguir en pie en tiempos de vacas flacas.
Al cierre de la empresa Dasa y la conocida situación en la también firmatense fábrica de cosechadoras Vassalli fabril, que estuvo al borde del cierre e ingresó a un concurso preventivo de acreedores, se sumaron nuevas señales de alerta en establecimiento no menos importantes para la economía local y regional.
El mismo rumbo
Es que el caso de Gherardi, que emplea a más de 200 empleados, fue adoptado por otras tantas industrias metalúrgicas de los departamentos Caseros y General López, lo que parece ser una estrategia casi obligada para pelear contra los embates de la difícil coyuntura que también instó a iniciar procedimientos preventivos de crisis ante la cartera de Trabajo.
«Lo que estamos viviendo es tan triste como tremendo porque son cada vez más las empresas que están en problemas por falta de ventas y para no cerrar prefieren recortar horas de trabajo y pagar una parte de los días caídos antes de tener toda la semana los hornos encendidos y afrontar gastos siderales en gas, luz y combustibles». Con esa frase el secretario general de la seccional casildense de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Juan Storlini, describió a LaCapital el panorama del sector. Y fue más lejos al pronosticar que «si la situación no mejora a corto plazo, como todo indica, este esquema tiene fecha de vencimiento, lo que se traducirá en más despidos y aumento de las necesidades sociales, algo que ya vivimos en la crisis de 2001 y no queremos que se repita, aunque somos conscientes de que si no cambia la política económica nacional vamos hacia ese camino que intentaremos evitar».
Similar postura manifestó días atrás en declaraciones a la prensa local el titular de la UOM Firmat, Diego Romero, al calificar como «lapidario» el presente que vive la industria metalúrgica y manifestar su sensación de que «el año que se viene será peor». El dirigente anunció que el gremio está organizando una movilización para antes de fin de año en Firmat con el objetivo de hacer aún más visible el problema y pedir al gobernador, Miguel Lifschitz, alguna asistencia tendiente a paliar la crisis en defensa de la producción y el empleo.
Esta ciudad del departamento General López fue escenario tiempo atrás de una movida similar que derivó, intervención mediante del por entonces Ministro de Producción santafesino y actual diputado nacional, Luis Contigiani, en la creación de un fondo rotatorio provincial, bajo administración municipal, para auxiliar financieramente a empresas locales del sector con necesidades.
«Tenemos que recurrir nuevamente a la provincia porque el gobierno nacional está ausente y de espalda al pueblo», dijo Romero para luego convocar a los industriales metalúrgicos firmatenses y al resto de la población a sumarse a la protesta porque «nos estamos quedando sin empresa y sin trabajadores», dijo.
Larga lista
En Firmat, además de Vassalli Fabril, también redujeron sus jornadas de trabajo las empresas Rega, Valoppi Agroparte, Corte y Plegado de Jorge Martinich y Marcibur SRL. En tanto que en la zona del departamento Caseros atraviesan la misma experiencia Gherardi SA, Silos Bacalini, Malau, Marani, Iarsa, todas de Casilda, Konjuh Agroindustrial y Konjuh Hnos, ambas de Los Molinos, Aumec y Are, de Arequito, y Tubosil y Escapes Deportivos, de San José de la Esquina. En esa misma localidad, la fábrica de llantas agrícolas Maqconmetal se encuentra con procedimiento preventivo de crisis, y en Arteaga, la metalúrgica Marisa, si bien ya normalizó sus jornadas laborales, despidió cinco empleados.
Sólo en jurisdicción de Caseros hay actualmente unos 400 trabajadores afectadas por suspensiones o recortes de horas de trabajo. Así lo confirmaron en la UOM Casilda donde además advirtieron sobre la posibilidad de que se vean resentidos los servicios de atención médica y farmacia ya que «muchas empresas no están pagando los aportes de obra social y la situación se está tornando insostenibles», apuntó Storlini.