Después de escabullirse de las manos policiales en la puerta de la comisaría 2°, Novelino había llegado hasta Rosario. El desconcierto y la confusión se habían apoderado de la escena pública en Venado Tuerto. Los funcionarios provinciales no pudieron dar respuestas precisas sobre los motivos de la fuga. Las autoridades policiales no fueron capaces de despejar las sospechas y quedaron embretados entre la complicidad o la negligencia. Lo único cierto que se supo durante esas horas fue que Nahuel Novelino se había fugado.
En la madrugada de hoy, el joven llegó a la Terminal de Ómnibus de Rosario. Uno policía, fuera de servicio, que estaba esperando un colectivo para viajar a Santa Fe, lo miró y lo notó conocido. El caso superó las fronteras provinciales enseguida y durante un par de días estuvo en los medios nacionales. El policía lo identificó, pidió colaboración y lo detuvieron, de esa forma, casualmente, casi de manera tan inesperada como si evasión.
El rápido intento por centrar la discusión en la peligrosidad del fugado no pudo correr a un costado la falta de profesionalismo de las fuerzas policiales, que son justamente las que reciben más atribuciones y potestades en todas y cada una de las propuestas de endurecimiento de leyes y controles. Las iniciativas manoduristas tienen en la policía su principal factor en contra. A las acumuladas denuncias sobre su participación en las redes delictivas y los mecanismos de impunidad en su actividad, este episodio expresa también la falta total de pericia. El desempeño de las fuerzas de seguridad, especialmente en Santa Fe, pone en cuestión y debilita, incluso desde un punto de vista de la efectividad, los proyectos para ampliar las funciones policiales.
La ineficiencia quedó una vez más al descubierto, en este caso, por su manifestación contraria. No fue por un complejo plan elaborado al detalle, ni requirió de la utilización de herramientas sofisticadas el escape del detenido. Simplemente, empujó a la custodia y corrió. Tampoco fue por un despliegue de fuerzas intensivo ni por una búsqueda exhaustiva o el uso de la inteligencia criminal que Novelino resulta capturado. Puro descuido y la sorpresa de un oficial que esperaba.
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