La extitular de Anses, Paola Bravo, fue desvinculada del organismo. Antes, por decisión de las nuevas autoridades, había sido removida de su puesto y se encontraba realizando tareas de operación como cualquier otra empleada. Sin embargo, todavía no se designó a nadie para reemplazarla en la conducción del organismo, un puesto que generalmente se reserva para un referente de confianza política del gobierno de turno. Ahora, en el marco de la ola de despidos que se extendió a nivel nacional, fue despedida sin previo aviso. Su pertenencia a la agrupación La Cámpora y el hecho de haber sido el único caso en la oficina local, funda su denuncia de persecución política.
“Lo caratulan como ñoquis para que la sociedad avale estos despidos, porque cualquiera dice que a los ñoquis no los quiere bancar. Pero en realidad no somos ñoquis. Acá en Venado, mi trabajo fue responsable y honesto, antes y ahora. A mí me habían desafectado y estaba trabajando como una operadora más, atendiendo al público todos los días”, comenta Bravo acerca de la estigmatización que viene sufriendo el empleo público y la idea infundada de que se trata de un gasto excesivo y un trabajo inútil.
En su caso, no hubo preaviso ni tampoco se abrió un sumario administrativo, tal como es requerido para echar a un funcionario público. Primero hay que demostrar la falta de idoneidad o el carácter indigno para ejercer esas funciones. En el caso de Bravo, solo se puso a disposición la indemnización y se le informa su desvinculación.
“Cuando el gobierno habla de pluralidad de voces, nos dice una cosa y hace otra. Yo entré a Anses por una cuestión política, lo he dicho, y hace falta honestidad ideológica. Uno, en los cargos de conducción, está bueno que sean cargos políticos. Lo aclaré y dije que a ninguno le iba a poner la camiseta política. Nosotros tuvimos paros porque no había personal, según decían. Hoy somos dos personas que estamos trabajando operativos, porque no había conducción. Y ahora me echan, es una cuestión política, no quieren que haya otras voces que no sean las de ellos o afines”, comenta Bravo.
Aún no tuvo oportunidad de mantener un diálogo con los distintos referentes de Cambiemos en la ciudad y la región, de manera que puedan explicar la situación e iniciar la búsqueda de una solución. La indiferencia e insensibilidad del gobierno nacional ante la realidad de los trabajadores quedó demostrada: “yo invito a que cada uno piense que pasa cuando uno que labura todos los días y tiene su sueldo, le dicen que no vaya más. Le cambia la vida, no sabe cómo acomodarse. Yo tengo una bebé chiquitita. Ojalá sirva para los que hoy les falta para la nafta, para comprar lo que compraban, empiecen a dudar de ese cambio. Seguramente el anterior no era el gobierno ideal, pero esto es la derecha. Estos son los que dicen una cosa y después hacen otra, no les importa el sufrimiento, si tenés familia o no, no les importa nada. Van a vaciar el Estado”, cierra.