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La historia de Pablito Viajero, el youtuber santafesino que va a Alaska en una Econo Power

Pablo Imhoff, el viajero santotomesino conocido como «Pablito Viajero», que cuenta sus aventuras en YouTube y supera en audiencia a los principales canales de noticias del país, continúa su viaje hacia Alaska en una moto Econo Power. Ya recorrió Argentina por la Ruta 40, Bolivia, Perú, Ecuador y llegó a Colombia. En su canal tiene más de 878.000 suscriptores y asegura que se puede vivir viajando y trabajando de youtuber.

 

«Aventurero». Cuando se le pregunta a Pablito Viajero cómo se define asegura que esa palabra le sienta muy bien. Contó que decidió empezar a viajar inspirado en otros viajeros y otros viajes que él mismo había realizado. Vivía en Rosario hacía siete años y trabajaba en un laboratorio óptico. «Ya tenía mi vida armada ahí. Pero irme de Santo Tomé a Rosario me cambió mucho la cabeza, y con el tiempo empecé a ver otras formas de vida, viajeros en redes, en blogs y eso me llevó a replantearme mi vida», contó.

A los 27 años decidió dejar atrás su antigua vida y empezar de cero. Renunció al trabajo, rescindió el contrato de alquiler y se lanzó a la aventura. No tuvo miedo, pero sí incertidumbre. «Dejar todo de un día para el otro y empezar de cero no es fácil, ni para uno mismo ni para la familia y amigos, pero yo quería intentarlo. Por suerte funcionó y me fue bien», dijo. El «ProyectoAlaska», como él lo denomina, tiene como meta recorrer entre 40 mil y 50 mil kilómetros para unir todo el continente americano. Pablo realiza esta aventura en dos ruedas, con una Honda C90 Econo Power a la que él mismo junto a varios amigos le realizó modificaciones: le colocó alforjas laterales de cuero, un baúl trasero de madera y una toma de 12 volts.

 

En el camino vivió varias situaciones extremas. Una fue en el Abra del Acay, o también conocido como «Nido del viento blanco», que se encuentra ubicado en la provincia de Salta, en la región noroeste de la Argentina. Este paso de montaña en el kilómetro 4601 alcanza su punto de mayor altitud, que es de 4895 m s. n. m. En ese lugar le agarró mal de altura y se quedó literalmente sin aire. Luego, llegando a un pueblo que se llama El Angosto, en pleno altiplano de la provincia de Jujuy, atravesó una tormenta eléctrica, que en el norte «son bastante jodidas, muere mucha gente muere en estas situaciones».

Pero más allá de estos episodios, afirmó que le pasan un montón de cosas lindas en el viaje: «Conocer gente y lugares todo el tiempo es lo más lindo, las experiencias vividas con ellos». Encontró amigos, amores, con los que sigue en contacto más allá de las distancias. Al hecho de viajar no lo vive como si fueran 100% vacaciones, ni 100% trabajo, es más bien «un estilo de vida». «Es trabajo, es disfrute, es todo en un viaje. No es algo puntual, mi vida es estar viajando», dijo. Además contó que está todo el tiempo pensando en las tomas, grabando un montón, porque lo que realiza es videoblog. «Muestro toda mi vida y lo que voy viendo en el viaje», explicó.

El recorrido hacia a Alaska

 

Desde La Quiaca cruzó a Bolivia por el paso de Villazón y tuvo complicaciones por un piquete, por lo que estuvo dos días parado en la frontera. Luego visitó el Salar de Uyuni y fue a la selva. Visitó el lugar donde mataron al Che Guevara, fue a Santa Cruz de la Sierra y luego a La Paz. Desde ahí se dirigió al Lago Titicaca y cruzó a Perú.

 

Perú también fue bastante complicado porque se le rompió la moto en Cuzco y no pudo extender su estadía de turista en el país, por lo que fue hacia la frontera con Ecuador, salió y volvió a entrar para que le renueven la visa por otros 90 días. Regresó a Cuzco para visitar Machu Picchu y después de casi seis meses en Perú y en Ecuador continuaron los problemas mecánicos con la moto, por lo que estuvo un mes reparándola y viendo el Mundial de Qatar en el que la Selección argentina se coronó campeona.

Su viaje continuó a Guayaquil, a la costa de Montañita en donde le robaron el celular durante los festejos de año nuevo. “No fue tan grave, fue un bajón anímico, pero continué mi viaje por la costa hasta Manta, desde donde fui a la Amazonía ecuatoriana”, dijo. A esa experiencia la denominó “increíble”, ya que visitó una comunidad Guaraní, y luego continuó para el norte hacia otras ciudades como Tena y partió a Quito, donde se encuentra ahora.

 

Ante las situaciones complicadas, afirmó que el mayor aprendizaje que tuvo fue el de dejar fluir y no hacerse problema. “Hay que dejar que fluya, tratar de solucionar, pero sin que eso me afecte. En un viaje tan largo siempre hay contratiempos, ya sean mecánicos co burocráticos. Lo importante es no entrar en pánico, no desesperarse y tratar de solucionarlo”, sostuvo.

Consultado acerca de si los ingresos que percibe trabajando como generador de contenido le permiten tener un buen pasar económico, afirmó que vive bien siendo youtuber y que se pueden percibir buenos ingresos. «A mi me están permitiendo seguir viajando, pero no es tan fácil lograrlo. Lleva mucho tiempo y dedicación», dijo y agregó: «Al principio no vas a ganar nada y hay que solventarlo con otra cosa. Esto se consigue con mucha constancia y trabajo, no es magia. Hay que ofrecerle un buen contenido a la gente para que mire los videos».

 

El edita y graba cada uno de los contenidos que sube, y aseguró que lo aprendió con el tiempo. «Soy autodidacta, no hice cursos de cine, ni de edición, soy técnico óptico». En sus videos se puede ver que por cada una de las ciudades y pueblos que recorre la gente lo reconoce en la calle, lo saluda, lo que da cuenta de la magnitud del público que tiene. «Es lindo que la gente me reconozca en la calle, porque es una devolución al trabajo y el esfuerzo que uno hace. La gente de alguna manera viaja con los videos, conoce lugares y disfruta los paisajes, es muy gratificante».

No le gusta dar consejos, prefiere contar su ejemplo, su vida, porque considera que cada persona es diferente y la recepción del mensaje es individual. Pero afirmó que «lo que puedo decir desde mi lugar y experiencia es que lanzarme a la aventura fue la mejor decisión que tomé en mi vida. Uno a veces se cierra en algo, no se atreve a dar el paso y está bueno animarse. No es necesario dejar todo y dar la vuelta al mundo, pero a veces un pequeño cambio es mucho en tu vida. Cuando tenés un sueño, con un pequeño pasito que des ya estás cambiando muchas cosas», se despidió.

 

 

 

Fuente: Aire Santa Fe

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