(Por ULISES RODRÍGUEZ, Nuevas Voces) La inspección ocular estaba anunciada para las 8 de la mañana pero comenzó a las 11. Desde que amaneció en la lof Winkul Lafken Mapu de Villa Mascardi esperaban ansiosos la llegada del juez Gustavo Villanueva. Ford Rangers negras, camiones celulares de la Policía Federal aguardaban a ambos costados de la ruta 40, desde las 6 de la mañana, frente a la entrada del viejo hotel del Parque Nacional Huapi. Algunos efectivos tomaban mate dentro de los vehículos aguardando órdenes. Cuatro fotógrafos y otros tres periodistas llegaron antes de las 5, porque el juez dispuso que cortaran la ruta desde esa hora a 12 kilómetros al norte de la comunidad hasta 60 kilómetros al sur.
En la parte más cercana al lago el grupo de chicas y chicos que acampan en apoyo a los mapuches también empezó los movimientos temprano. Prendieron el fuego, hicieron un mate y, de a ratos, se asomaban a la ruta para ver qué pasaba. No se sabe cuánto tiempo más van a estar ahí, porque esa no es área de acampe y el Parque pidió que se fueran.
Cuando llegó el juez Villanueva todo se revolucionó. Vestido con un pantalón liviano, zapatillas y gafas oscuras iba seguido por un efectivo que llevaba una cámara en su casco. Los peritos de la Policía Federal se pusieron de acuerdo con los peritos de las partes para trabajar en conjunto. Se designaron 30 personas para subir con un guía de la comunidad a la zona donde fue herido de muerte Rafael Nahuel. Eran más de 100 policías. Varios tenían cámaras, cascos y escudos. Los que estaban armados portaban un subfusil MP5: el mismo que llevaban los Albatros cuando mataron a Rafael Nahuel.
Del centenar de efectivos fueron 60 -algunos con perros, otros con cámaras para filmar y dos con un grupo electrógeno- los que acompañaron a la comitiva en el ascenso. Llevaban intercomunicadores, armas largas y cortas. Daba la sensación de una batalla más que de un peritaje. Otros 40 se quedaron en la entrada de la lof y en las inmediaciones impidiendo el paso.
En el grupo que ascendió estaban el padre de Rafael Nahuel, María Nahuel, la tía del joven, que todo el tiempo estuvo cerca de su hermano; el juez Gustavo Villanueva; la fiscal Silvia Little; la defensora de menores de Bariloche; las abogadas de la querella Julieta Wallace y Natalia Araya; el abogado defensor de Facundo Jones Huala y Lautaro González, Matías Schraer; la abogada defensora de Prefectura; integrantes de la Mesa de Diálogo; efectivos de Policía Federal armados, Grupo GEOF y la Policía Científica con trajes blancos, entre otros.
Más tarde llegaron las diputadas Victoria Donda y Silvia Horne, secretaria general del Movimiento Evita Rio Negro. La legisladora nacional se encontraba Bariloche porque participó de una sesión de la Comisión de Derechos Humanos donde se discutió la problemática territorial del pueblo indígena y el asesinato de Rafael Nahuel.
Una vez que comenzaron a andar la primera parada se hizo a 400 metros de la ruta donde, según el informe del Ministerio de Seguridad, se “detectaron más de 10 barricadas de madera y tierra, que el día anterior no estaban”. No había rastros de las barricadas. Continuaron el ascenso hasta llegar a los 1000 metros.
A esa distancia y con los detectores de metales encontraron las primeras vainas servidas y postas de goma de cartuchos anti-tumulto. Se las recogían y las guardaban como evidencia. Cada vez que se hallaba un objeto se detenían y se llamaba a los testigos.
Las vainas de la derecha
Cuando habían alcanzado casi los 1500 metros hallaron un buzo negro de polar con rastros de sangre. Se supone que perteneció a Rafael Nahuel o bien lo usaron para contener la sangre que salía de su cuerpo tras recibir el disparo de los efectivos de Albatros.
Los peritos también verificaron en las cortezas y ramas de pinos y cohiues para detectar marcas de casquillos pero no resultó. “Es que los árboles ya tienen sus marcas y los pájaros carpinteros dejan sus marcas con los picoteos por lo que dicen es imposible distinguir entre una cosa y otra”, explicó a Nuestras Voces Matías Schraer, abogado co-defensor de los jóvenes González y Jones Huala que bajaron el cuerpo sin vida de Rafael y, posteriormente, fueron detenidos.
Llegar a la parte más alta del predio de 6 hectáreas ubicado en la parte del sur del Parque Nahuel Huapi les llevó 6 horas a todo el grupo ya que los peritos se detenían cada vez que hallaban una evidencia. Uno de los detalles a tener en cuenta es que todas las vainas servidas se encontraban a la derecha del sendero porque las armas que usaron los Albatros descargan el cartucho vacío hacia el lado derecho.
“No encontraron rastros de uso de armas del lado de los mapuches, todas las vainas y las postas de goma pertenecen a las fuerzas de seguridad”, aseguró el abogado Schraer que participó del peritaje y destacó que “todo el procedimiento se realizó con normalidad, en paz y con respeto”.
Cuando ya el sol estaba cayendo, cerca de las 21, iniciaron el descenso. Les llevó una hora aproximadamente. Al bajar algunas personas insultaron a los policías y los tildaron de asesinos pidiendo Justicia por Rafael. Los peritos y testigos se fueron a Bariloche para firmar las actas y esperar las nuevas resoluciones de un juez que avanza lentamente en la investigación.
De los ocho efectivos del Grupo Albatros imputados por “averiguación de causal de muerte” ninguno ha sido llamado a declarar. Además la defensa de Rafael Nahuel pidió el cambio de carátula de “muerte por causa dudosa” a “homicidio calificado a manos de la fuerza”. Todo aún está en veremos.
Lo que cada día está más claro es que se cae la versión del enfrentamiento y que las armas de fuego sólo las tenían los efectivos del grupo Albatros que dieron muerte a Rafael Nahuel la tarde del sábado 25 de noviembre.