En medio de la discusión sobre la importancia de la educación pública y el intento por instalar la necesidad de implementar diferentes mecanismos que inicien un ciclo de privatización de las instituciones educativas, los colegios técnicos de Venado Tuerto continúan sus trabajos de investigación y desarrollo tecnológico que desmienten cualquier versión sobre la supuesta inferioridades en términos de calidad y, al mismo tiempo, reflejan las apuestas formativas, laborales y económicas que se comenzaron a explorar en la Argentina a partir de la decisión de llevar a cabo el proceso de reindustrialización que hoy fue oficialmente abortado.
El año pasado, alumnos del Industrial obtuvieron el primer puesto en la Roboliga por el desarrollo de una mano ortopédica que responde al estímulo de los músculos. Fue un trabajo de más de dos años que le valió el reconocimiento en las jornadas tecnológicas. El Industrial y la 602 son las únicas escuelas que dictan la tecnicatura en electrónica. En total, los alumnos venadenses presentaron, tanto para la feria como para las olimpíadas, once proyectos desarrollados en sus actividades escolares.
“Para nosotros es una pasión, que el otro aprenda es bellísimo, y que los alumnos sepan más que yo porque han desarrollado cosas que yo no sé, es maravilloso”, comenta Gustavo Morales, docente de ambos establecimientos.
Los equipamientos necesarios para llevar adelante las investigaciones fueron obtenidos a través de planes de mejora o créditos fiscales por intermedio del Instituto Nacional de Educación Técnica. Según cuenta Morales, hoy se encuentran virtualmente congelados, ya que no recibieron respuestas aún para los proyectos presentados este año. El panorama hacia el futuro es, más bien, incierto: “No puedo hablar de números porque estamos a la espera de que los proyectos sean aprobados y con qué montos”.
La reformulación de la producción argentina basada en una acentuación de la reprimarización y una reconversión de las industrias nacionales, tendrá un impacto inevitable en la educación técnica y es, además, un modo de desjerarquizarlas. “Acá sabemos que el campo sin tecnología, y más en la Argentina, poco puede hacer. Las escuelas técnicas son fundamentales e indispensables, van a aportar muchísimo a lo que se refiere al desarrollo inclusive para el campo”, sintetiza.