(PR/Norma Migueles) Valentino León tiene dos años, enormes ojos pícaros y se levanta con una sonrisa cada mañana, en definitiva es un niño feliz, rodeado del amor de mamá, papá y una numerosa familia, entre los que se cuentan cuatro hermanos y varios sobrinos que van desde los 16 años hasta los dos.
Este niño tiene un nombre que evoca poder y valentía, dos cualidades que empoderaron a su madre, que pasó por un sinnúmero de pruebas para poder llegar a concebir al hijo deseado.
Durante siete años, Sonia Gallardo, empleada municipal, hizo varios tratamientos para quedar embarazada, su edad hacía imposible que el embarazo natural se produjera. Pero ella y su esposo Orlando Gómez, iniciaban una nueva familia y deseaban un hogar con un niño. El deseo era fuerte pero también las dificultades físicas y psíquicas por las que debieron atravesar.
Sonia logró que la mutual Iapos le autorizara cuatro tratamientos de alta complejidad de fertilización in vitro, más ovodonación, más criopreservación y medicación al 100 por ciento. La mutual les advirtió que no se haría cargo de nuevos tratamientos, ya que solo autorizaban tres y le dieron uno más porque el esposo no tenía hijos.
El reloj biológico corría y Sonia temía no poder siquiera llevar adelante la concepción. A mediados del 2021, en plena pandemia, los abogados Miriam Gvozdenovich y Ervin Bustos, interpusieron un recurso de amparo y la jueza Celeste Rosso, falló a su favor. La mutual no apeló y en noviembre de 2021 Sonia obtuvo su embarazo in vitro.
Cabe aclarar que ella ya tenía cuatro hijos de un matrimonio previo, adultos mayores y con sus propias familias, que la acompañaron y la apoyaron en su deseo de maternar.
Era el último intento. En el medio quedaba el dolor de las pérdidas, los gastos, la cantidad de medicamentos, los viajes, la impotencia y la burocracia. Todo eso quedó en el olvido.
Sonia y Orlando llevaron adelante un embarazo feliz, ella cumplió a rajatabla las indicaciones de los genetistas y obstetras. Sólo subió 8 kilos y su felicidad le impidió sufrir de los comunes trastornos como los vómitos, mareos, preeclampsia o diabetes.
Las ganas de León de conocer a su mamá fueron tantas que se adelantó en nacer y tuvo que calmarse unos días en la incubadora. Luego llenó de luz y gorjeos el hogar de los Gómez. Su madre, orgullosa, no duda en enumerar las capacidades que el pequeño va desarrollando.
Un fallo ejemplar
Cabe recordar que el fallo de la jueza civil Celeste Rosso de mediados de 2021, abrió el camino para muchas madres que deseaban tener un hijo en la edad adulta. Sonia, fue la primera en romper la dura corteza de la burocracia de la obra social, por la cantidad de estudios autorizados y por la edad, ya que al embarazarse tenía 49 años de edad.
Entre otros argumentos Rosso, se fundamentó en la Convención sobre la Eliminación de Todas Formas de Discriminación Contra la Mujer, que en su Art 12° indica: “los estados deberán tomar todas las medidas apropiadas para evitar la discriminación contra la mujer en la esfera de la atención médica a fin de asegurar, en condiciones de igualdad, entre hombres y mujeres, el acceso a los servicios de atención médica, incluso los que refieren a la planificación de familia”.
En tanto que la Conferencia de Derechos humanos de Naciones Unidas de Teherán de 1968, por primera vez declaró que los padres “tienen derecho a determinar libremente el número de hijos y los intervalos entre los nacimientos”.