Hace dos meses que junto con su esposa Nadia y sus hijos Julián y Santino se subieron a bordo de un motorhome que armaron de cero con sus propias manos utilizando como estructura la carrocería de un viejo micro de larga distancia, y dieron inicio a una travesía que los llevará por toda Latinoamérica.
En los tiempos que corren cualquiera podría imaginar que se trata de una historia más de gente que el encierro de la pandemia los hizo querer disfrutar la vida de otra manera. Pero no. La idea de salir a recorrer el mundo empezó varios meses antes de que el mundo supiese de la existencia del coronavirus.
“El proyecto arrancó en septiembre de 2019. Allí nos propusimos la idea como familia de armar un motorhome para salir a viajar por el mundo y subimos un video a Instagram contando la idea”, recordó Matías Wainer sobre los comienzos de la travesía. Cuando salieron, esa cuenta de la red social apenas si llegaba a 4.000 seguidores: hoy ya tiene más de 13.400 y el numero crece a medida que ellos le hacen kilómetros al colectivo Mercedes Benz que transformaron en su hogar.
“Lo primero que hicimos fue asegurarnos de que exista algún sistema de educación a distancia que le permita a los chicos mantener su escolaridad formal y no perder ningún grado de su formación”, puntualizó el viajero. Julián comenzó segundo grado y Santino quinto, y fue a través del Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino (Sadea), para argentinos viviendo en el extranjero, que lograron sostener la educación formal mientras dura el viaje.
“Tras nuestra decisión y sin saber que iba a venir una pandemia, lo segundo que hicimos fue investigar en qué íbamos a viajar, si en auto con tráiler, en una casilla, una camioneta, o un minibus. Lo más barato y lo más cómodo en cuanto a privacidad era un colectivo, asi que nos pusimos a buscar la unidad y tardamos mas de un año en encontrar uno que tuviera las cualidades que buscábamos”, dijo Matías.
En este punto, la pandemia les jugó a favor, porque con el parate del turismo el sector del transporte se vio afectado, empezó a haber oferta y la unidad que buscaban apareció a pocos kilómetros de su casa, en un concesionario de Ibarlucea.
La transformación de Sofía
Desde que el micro con capacidad para 45 pasajeros se estacionó en la puerta de su casa, fueron ellos mismos quienes pusieron manos a la obra, documentando cada paso en su cuenta de Instagram durante el año y medio que les llevó ponerlo a punto.
“Lo más difícil fue, después de desmantelarlo, trabajar sobre las partes rotas o podridas del piso, impermeabilizarlo, porque requirió de muchas horas y días y no veíamos avances. Después fue mucho más entretenido y placentero porque empezábamos a ver cómo iba quedando nuestro futuro hogar”, rememoró Matías.
Desde un comienzo, la ruta trazada por los Wainer incluyó recorrer Uruguay, Brasil, Chile, Perú, Ecuador, Colombia. La cosa por el momento sigue igual aunque a causa de las restricciones por la pandemia debieron cambiar el lugar desde donde pensaban cruzar fronteras y no lo hicieron hacia Uruguay sino hacia Brasil.
A medida que van viajando, van parando en diferentes lugares. Por lo general se manejan con una app creada por viajeros donde se marcan en un mapa puntos de interés como espacios para acampar, lugares con agua, con duchas, o incluso donde hay mecánicos que pudieran socorrer un desperfecto.
“No hacemos muchos kilómetros seguidos y manejamos los dos”, cuenta Matías y da la fórmula para no agotarse en el recorrido y hacer del viaje algo placentero a cada paso. Sin embargo, hay cosas que no se pueden prever y más cuando se trata de máquinas: “En lo que llevamos del viaje apenas cruzamos Brasil el motor empezó a levantar temperatura y, tras varias consultas, determinamos que era la forma en la que lo estábamos manejando que no dejábamos que arranque un ventilador que hace que enfríe el motor. Cuando escuchábamos que se ponía muy ruidoso el motor desacelerábamos y de esa forma estábamos evitando que enfríe correctamente. Cuando entendimos eso, se solucionó”, relató.
También saliendo de la zona de Illa Bella, en el Estado de San Pablo, surgió otro imponderable: se quedaron sin frenos en subidas y bajadas a causa de una pérdida de aire producto de una pinchadura en el diafragma del freno trasero. “Por esas magias del viaje, nos escribió un seguidor diciendo que podíamos parar en su casa y estábamos a 20 minutos. Después, conseguimos el repuesto de lo que se había roto y con ayuda online de nuestro mecánico en Argentina, con Nadia pudimos desarmar la pieza rota, cambiar el repuesto y volver a armar”, narró.
Vivir de viaje
El viaje de los Wainer fue pensado, planificado y en esa estructura se incluyó no sólo la educación de los chicos sino también el sustento económico para llevarlo a cabo. Al salir de Roldán, alquilaron su casa, además Matías tiene un trabajo que puede seguir administrando y gestionando de manera online, generando el mismo ingreso que si estuviesen en tierra firme. Nadia también trabaja en la empresa, de modo que por momentos Sofía se convierte en una oficina rodante.
“También tenemos cosas para ir vendiendo como artesanías, velas, o mallas, para generar moneda local en los lugares que vamos visitando”, destacó el viajero-
Si bien su cuenta de Instagram creció mucho en seguidores desde que comenzó el recorrido, aun no piensan en monetizarla, aunque si están sentando las bases con contenidos de interés para en un futuro desandar el camino de Youtube, donde si buscarán lograr ingresos.
“Continuamente estamos recibiendo mensajes de gente que la estamos inspirando a hacer un viaje, ya sea en familia, en pareja o solos. Es posible, si es tu sueño, si lo podés proyectar y organizar, sin nada tirado al azar, teniendo siempre una fuente de ingreso como para no salir sin nada. Este viaje no es caro para nada y es una experiencia increíble para la familia y cada uno de nosotros. Estamos conociendo gente maravillosa y estamos transitando una experiencia inolvidable”, resumió sobre los días que llevan sobre la ruta.
Fuente: Rosario3