(PR/NormaMigueles) Margarita Alegre es una artista de destacada trayectoria y ejemplo vívido de la evolución de varias generaciones dedicadas al arte en la Argentina. Desde pequeña trabajó en el circo junto a padres y hermanos, lugar donde también conoció a su par, Ernesto Pasquini “El Gaucho Bataraz”, con quien fundó una familia.
Margarita es actriz de teatro criollo, equilibrista, bailarina y cantora sobre todo de música folclórica nacional. Dueña de una belleza que los años no logran cambiar, sus hermosos ojos se opacan al recordar la ausencia de Ernesto y familiares, con quienes se reunían en la casita del barrio Malvinas a cantar y guitarrear para las fiestas.
En diálogo con Pueblo Regional desanda caminos hasta llegar al Circo de los Hermano Casado donde trabajaban sus padres Juan y Margot y sus tres hijos Lidia, Tito, Margarita, quien cantaba y presentaba números de equilibrista. “Con mis hermanos cantábamos y bailábamos folclore, también caminaba sobre el alambre”, recuerda
“Con el Gaucho presentaron obras de pioneros del teatro argentino muy populares en la década del 70 como El Conventillo de la Paloma, El gaucho Rivero, Juan Moreira, Ilusiones del Viejo y de la Vieja, etc.” recuerda.
“Viví una vida hermosa en el circo con mi familia, y luego que me casé con el Gaucho (Ernesto) hicimos teatro, participamos de fiestas tradicionales y festivales de jineteada. Cuando nacieron los hijos dejé de actuar hasta que fueron grandes”, resumió. “En Venado participamos de dos películas, y también estuvimos presentándonos en el Teatro Ideal”.
Sus recuerdos han quedado plasmados en centenares de fotos cuidadosamente guardadas en varios álbumes de fotos que muestran esos momentos felices que le ponen brillo en la mirada y color en las mejillas. Allí aparece la joven Margarita de extraordinaria belleza con sus hermanos, con su esposo, hijos y luego los nietos.
El fuego que anima los artistas la llevó nuevamente al camino del canto y la guitarra y en el 2000 grabó su primer CD, donde homenajea a sus ancestros con temas del cancionero campero.
Animada por los hijos se incorporó al coro Abril, invitada por Silvia Pérez y también participó como invitada en distintos eventos, abrazada a la guitarra recupera canciones ya olvidadas que ilustran tiempos pasados., “Cada vez que me invitan voy” dice con timidez.
“La música es algo que me ayuda a vivir, tengo la guitarra, que me acompaña y cuando tengo penas la saco con la guitarra y si tengo alegrías las canto también”, asegura, mientras divide su tiempo entre colaborar con el traslado de las nietas al colegio y darle espacio a la vocación.
