La agudización de la crisis social de los últimos meses ya es una postal cotidiana en la ciudad. Las repercusiones de las medidas económicas del gobierno nacional fueron decantando en despidos, suspensiones, caída del salario, baja del consumo, aumento de precios. El panorama agravó el estado de muchas familias que padecían una condición de vulnerabilidad. La Municipalidad recibe más pedidos de asistencia, más gente buscando trabajo. En ese marco, se anunció el resurgimiento del Concejo Consultivo, una manera de dar respuestas ejecutivos a las urgencias sociales.
“Yo veo que hay más gente pidiendo trabajo, gente que antes le alcanzaba justo y ahora no le alcanza. Personas que hacen changas y no iban a pedir, y ahora están más complicados. Nadie lo habla, porque se está esperando que se modifique”, afirmó la concejala Liliana Rostom.
La realidad de los barrios de la ciudad y la notoriedad de las consecuencias de las decisiones de gobierno, comienza a volverse indudables. Rostom, que respaldó los primeros meses del gobierno de Mauricio Macri y conformó un frente electoral con el Pro en las últimas elecciones, da sus primeras advertencias y se distancia: “cuando uno habla de algo tan crítico como la falta de trabajo, me parece que estamos recién iniciando, y el deseo de que se vuelva atrás rápidamente. Los que tienen responsabilidad patronal, que lo sostengan un poco más. Muchas veces lo que pasa es que el que viene aguantando desde abajo, que es humilde, que pucherea, está acostumbrado a ajustarse y a sufrir, pero la parte patronal lo primero que hacen es bajar la cantidad de empleados. Hay que ser un poco más solidarios”.
El paquete de medidas económicas adoptadas por el nuevo gobierno forma parte de la receta ortodoxa del neoliberalismo que derivó en la mayor crisis de la historia reciente de la Argentina. Esas mismas políticas trajeron hambre, desempleo, pobreza, cierre de fábricas e inestabilidad. Eso lo saben los dirigentes políticos y es un aspecto que obliga a la prudencia.
“Se busca otra forma de hacer política, que se importe pero que se compita. Hay que ver si rápidamente está preparada la sociedad para eso. Después hay algunas cosas que estaban mal. Nos reunimos con la gente de Litoral Gas y nos dijeron que hacía 15 años que no se aumentaban las tarifas. Los extremos siempre son malos. Eso es lo que se quiso, tal vez, arreglar muy de golpe”, sintetiza Rostom.