A un año de la muerte de Lara Arreguiz, la estudiante de Veterinaria, de 22 años, que falleció por complicaciones que le provocó el Covid-19 y protagonista de aquella dolorosa imagen que trascendió las fronteras donde se la observaba acostada sobre el piso de un hospital santafecino aguardando recibir asistencia, la causa en la justicia de esta capital avanzó muy poco.
“Posiblemente en las próximas semanas, cuando nos llegue un informe médico-técnico de una profesional de Buenos Aires, porque aquí parece haber una suerte de corporativismo médico por el que nadie quiere hacerse cargo de producir el informe, aportemos al fiscal los elementos suficientes como para resolver la situación de las personas denunciadas, que según nuestro criterio, tienen que ver con la muerte de Lara”, sostuvo el abogado Diego Loréfice, quien asiste a Claudia Sánchez, la madre de la joven fallecida.
“Hay varios temas que debimos ir resolviendo, como por ejemplo la historia clínica, parte de la cual estaba confeccionada a mano. Sostenemos que hubo errores y que de esos errores hay responsables”, insistió el profesional.
En la causa figuran los profesionales –médicos y enfermeras- de los hospitales Protomédico y los dos Iturraspe, nuevo y viejo, donde Lara fue trasladada luego de permanecer acostada en el piso de uno de ellos, donde una paciente le acercó una campera para taparla.
Por entonces, la madre de Lara, Claudia Sánchez, sostuvo que “no fue un mal diagnóstico, sino un mal tratamiento, con mucha falta de empatía y humanidad” lo que terminó con la vida de su hija.
La familia de Lara es querellante en la causa caratulada como “homicidio con dolo eventual y presunto abandono de persona”.
Caso emblemático en pandemia
Lara Arreguiz era insulinodependiente. Vivía en Esperanza -45 kilómetros al oeste de esta ciudad- donde estudiaba en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Además era voluntaria de la organización S.O.S. Caballos en la ciudad de Santa Fe.
La joven comenzó con síntomas el jueves 13 de mayo de 2021. “Tenía tos y llamó a su mamá para que la vaya a buscar. La trajimos a Santa Fe y la mamá le hizo unas nebulizaciones, pero seguía ahogada. La llevamos al Hospital Protomédico, ya que en los sanatorios no atienden a pacientes con síntomas de coronavirus. En el Protomédico –un hospital en el extremo norte de la ciudad- la sentaron en una silla de ruedas como cuatro horas porque no había camas, le hicieron placas y dieron turno para el domingo hisoparla. La llevamos de nuevo a casa”.
“Las placas –prosiguió- dieron pulmonía bilateral. En solo dos días era impresionante cómo avanzó y le tomó ambos pulmones, por eso se ahogaba. Ahí nos dijeron que la llevemos y que sigamos con nebulizaciones. Fuimos a casa y se volvió a ahogar. Nos trasladamos al Hospital J.B. Iturraspe y, como estaba lleno de gente, nadie nos atendía, hasta que ella se descompensó y cayó al suelo”.
«Me mandaron mensaje desde el hospital preguntando si no quería ir a verla un ratito. Me pareció raro. Fui, y cuando arribé estaba muy mal, con una máscara de oxígeno. Me miraba y me hacía señas de que estaba ahogada. Me quebré, no podía verla así»
Alejandro Arreguiz
Lara Arreguiz no aguantó más y decidió acostarse en el piso del hospital. “‘Me voy a acostar en el piso’, me dijo. Después nos vio una señora que nos prestó su campera para taparla por el frío”, apuntó su madre.
“Ahí fue cuando un médico o enfermero que pasó, la levantó y se la llevó a la guardia. Ahí le administraron oxígeno y se calmó. Pero nos dijeron que no había camas, así que estuvo hasta las 21 en la guardia cuando la llevaron al Iturraspe antiguo, donde había una cama para ella. Al día siguiente la pasaron a una sala intermedia para controlarle la insulina mediante una bomba de hidratación. Yo la iba a visitar todos los días, solo 15 minutos mediante una ventana, porque la mamá estaba aislada con Covid. El jueves 20, me mandaron mensaje desde el hospital preguntando si no quería ir a verla un ratito. Me pareció raro. Fui, y cuando arribé estaba muy mal, con una máscara de oxígeno. Me miraba y me hacía señas de que estaba ahogada. Me quebré, no podía verla así. Me fui, pero al llegar a mi casa avisaron que Lara había pasado a terapia y que la habían entubado. Pero a las 3 de la mañana del viernes 21 de mayo nos avisaron que falleció”, apuntó Alejandro Arreguiz, el padre de Lara.
La historia de Lara expuso entonces el serio problema que enfrentaban los pacientes que requerían y necesitaban de una internación en algunos de los hospitales públicos de la ciudad como consecuencia de la pandemia que provocó el Covid-19. En esos días los efectores locales se encontraban con una ocupación casi total.
Fuente: La Nación