(PR/Giuliana Ghignone) Hugo Domingo Velazquez tiene 83 años, durante 30 años fue Bombero Voluntario y en su honor familia, amigos y el mismísimo cuartel de bomberos le prepararon un momento inolvidable. El 4 de mayo, es el día de los Bomberos Voluntarios, con esta efeméride presente tocaron el timbre de la casa de este venadense para honrarlo y agradecerle por sus tres décadas de servicio.
Todavía sonríe cuando piensa en la sorpresa que despertó en él y en sus más cercanos, ¡tantas emociones! Su paso por esta institución, que por aquellos años recién empezaba a conformarse, con austeros recursos y un equipo de 37 jóvenes que daban respuesta a las demandas de toda la zona.
“Sonaba la sirena y él dejaba todo lo que estaba haciendo para ir a cumplir con su obligación. Tenía una bicicleta y salía, cuando llegaba a la ruta, la tiraba en la cuneta y hacia dedo para que lo llevaran enseguida”, cuenta Lali su entrañable compañera con quien formó su familia. Durante toda esta etapa al servicio Hugo se desempeñaba como constructor para llevar la comida a su casa pero siempre listo para cualquier emergencia.
Sus deseos de ser parte de los Bomberos nacieron a su regreso de la marina en Tierra del Fuego, cuando tenía 24 años, aunque también fue el responsable de un grupo de Scout a sus 16 años. “Ser bombero uno lo hace con tanto amor, es ayudar a todo el mundo sin esperar nada. Sentirse útil en la vida. Sentir la sirena era algo emocionante que donde sea que estuviésemos no nos quedábamos”.
El orgullo de ser parte del cuartel lo lleva como estandarte en su día a día y sería injusto dejar de lado al resto de la familia porque durante todos estos años su esposa y sus 4 hijas acompañaron sin titubear el deseo de su padre tal es así que al día de hoy el escudo de Bomberos Voluntarios se luce en una de las paredes del hogar. Así como también se atesoran fotos y notas periodísticas volviendo inmortales aquellas vivencias para compartir con los nuevos integrantes de la familia, nietos y bisnietos. “Si hoy pudiese, todavía estaría en Bomberos”, asegura entre risas Lali.
Miles de historias, personas que lograron rescatar se agolpan en su cabeza. “Los terroristas le pusieron bombas al tren petrolero que pasaba por acá y como tuvo que parar antes de llegar a Elortondo, perdió mucho tiempo ahí como tres o cuatro horas y empezó a explotar. Nosotros logramos desenganchar el tren. Eso era para que explotara en San Lorenzo. Hubiese sido una mortandad”, recuerda Hugo. Hoy comparte estas y tantas otras anécdotas con su familia que lo escucha con amor y admiración, es como si volviera a revivir cada minuto, como si lo volviera a cargar de esta adrenalina que le producía de joven. “Yo no era de tener miedo, al contrario si había alguien que estaba con dudas lo charlaba para animarlo”, afirma.
“El tiempo se me fue y hay que dejar lugar a los jóvenes”, agrega al mismo tiempo que recuerda a cada integrante de aquel cuartel que por esos años estaba ubicado en Moreno y Chacabuco. Ahora, es tiempo de compartir con los suyos días más tranquilos con la dicha de haber hecho mucho por la comunidad.