(PR/Norma Migueles) Cuando Patricia Bertrán comenzó, hace casi diez años, con un grupo de amigas a ocuparse de personas que necesitaban un «empujoncito» para salir de condiciones de vulnerabilidad, seguramente lo hizo con el convencimiento de que algún día vería los dulces frutos, así nació la Ong Imagina. Luego creció, puso en marcha proyectos que prosperaron, algunos que acotaron y desaparecieron, otros cambiaron, pero los mejores resultados fueron y son, sin dudas, los que lograron las personas que fueron apoyadas, pero también aquellas que no se ven pero están siempre colaborando.
Jóvenes que han logrado completar sus estudios, otros que consolidaron una familia y un grupo de mamis empoderadas que torcieron el brazo a un destino nebuloso para emerger con luz propia. Estas personas son las que cada día cimentan a Imagina, sólidos ladrillos, que, quizás, logren algún día volver a tener ese espacio físico tan necesario para el encuentro y trabajo en equipo.
Cada tanto, Patricia comparte las historias que, de forma cotidiana, van poniendo en evidencia los logros de aquellos que pudieron optar por cambiar su mundo pequeño y hoy siguen ese camino.
HISTORIA DE SONIA
Patricia Bertrán contó que «Sonia es una mujer maravillosa, extremadamente dulce y súper predispuesta que le puso el hombro y el corazón a cada tarea o propuesta de Imagina».
«A Sonia la conocimos como ‘la mujer de Alberto’, quien juntaba chatarra para el ‘mate cocido con pan’ y a quien una fría helada le paralizó su corazón. A los poquitos días de nuestro primer encuentro. Sonia de golpe fue ‘la viuda de Alberto’ y tuvo que vestirse de valiente y salir adelante», señaló.
«Fue una de las mamis que llevó adelante diariamente el proyecto de 200 viandas solidarias junto a nosotros, allá por 2019. También es una de las ‘mamis de la Feria de Imagina’. Con este emprendimiento y su tenacidad, pudo lograr sus primeras grandes metas: sostener a su familia, poner una bomba de agua en su casa o comprarse su ‘motito’. Pero no sólo creció en lo económico, también creció su interior y sus ganas, por ejemplo, hoy está cursando sus estudios secundarios y está pronta a recibirse», agregó.
«El cierre de la sede de Imagina hizo que la Feria acabara como otros tantos proyectos sociales, lo cual lamentamos tanto, aunque se vienen cambios. Nos vamos a potenciar y a aplicar todo lo que hemos aprendido en este tiempo, agradeciendo siempre la compañía de tantas personas que sienten lo mismo y cada una desde su lugar se atreven a imaginar que un mundo mejor es posible», cerró Patricia.