A fines de junio de este año el Concejo Deliberante de Venado Tuerto, a partir de una serie de reclamos de organizaciones protectoras de animales, sancionó una ordenanza prohibiendo la comercialización de productos de pirotecnia en la ciudad.
Sin embargo, rápidamente los comerciantes hicieron sentir sus voces, pidiendo al Ejecutivo municipal que vetara la normativa, alegando que ya habían hecho una importante inversión comprando productos para las fiestas de fin de año, y que esta medida los perjudicaba seriamente en su capital.
Desde la intendencia se hicieron eco de este planteo y propusieron a los ediles modificar el contenido de la ordenanza, haciéndola un poco más permisiva.
En este marco, los ediles de la ciudad, luego de un largo debate, cedieron a las presiones empresariales y acordaron que se permitirá la venta de pirotecnia para las festividades de fin de año, pero sólo los productos que “tengan bajo nivel de ruido”.
Teniendo en cuenta que el objetivo original de la norma era prohibir aquellos artefactos que puedan producir daño en la audición de personas y la fauna doméstica, los concejales consideraron que podría acordarse seguir vendiendo aquellos elementos explosivos del tipo “fuego de artificio”.
El problema es que luego de una serie de pruebas, los ediles comprobaron que casi todos los productos de pirotecnia producen explosiones y en consecuencia, estruendos de distinta potencia, por lo cual decidieron permitir sólo algunos que consideran de bajo nivel de ruido.
Ahora el asunto será ver cómo se las ingenia el Municipio para realizar los controles en los locales autorizados y cómo evita la venta clandestina de productos que estén prohibidos en la ordenanza.
