La idea original se había enfocado a la redesignación de la calle Cincuentenario, pero la idea generó cierta incomodidad en los comerciantes que tenían sus negocios sobre esa arteria puesto que, según manifestaron en una misiva, esta medida les generaría serios inconvenientes. Detrás de ese argumento, las especulaciones sobre el “carácter gorila” de gran parte de la sociedad firmatense sobrevolaba (Firmat fue epicentro de la lucha por la 125). Ante esto, la propia Sacnún fue quien planteó informalmente (en reunión de comisión) que podría denominarse Eva Perón a una plaza, y que esto significaría un homenaje de mayor dimensión y generaría menos inconvenientes.
El proyecto fue presentado a la semana por el bloque del FpV. Pero a la hora de expresar su voluntad institucionalmente (votar) la concejal señaló “que no era el momento”. Y votó (junto con Quevedo) para que el proyecto regresara a comisión, buscando “unanimidad” (recuérdese: de 6 concejales uno es radical y otro del PDP).
Según expresó Sacnún a este medio “la coyuntura política firmatense impone otros temas de agenda, por lo que no podemos imponer la mayoría innecesariamente. Hay que crear consensos”.
La plaza Bernardino Rivadavia es la plaza más importante de la ciudad de Firmat. A sus márgenes se erigen el Municipio, la Iglesia, los bancos. Y tan importante lugar (como sucede en tantos otros sitios) lleva el funesto nombre del primer gran neoliberal de la argentina, quien afilió a nuestro país al nefasto club de la deuda internacional. Pese a ello, para algunos ese nombre molesta menos que el de Evita.
¿Existirá algún momento en que determinados sectores políticos reconozcan la inmensidad de la figura desafiante, desinteresada, solidaria a cualquier costo e irreverente de Eva Perón? Mientras tanto…
