(PR/Pablo Salinas) Uno de los caballitos de batalla de los defensores del Gobierno nacional para asegurar que se están viviendo tiempos de cambio, es la baja paulatina de la inflación en los últimos meses.
Vale recordar que para el mes de julio el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) calculó un 4%. Sin embargo, ese valor es relativo, si se tiene en cuenta que en rubros como electricidad, gas, alquileres y transporte público los aumentos fueron notorios.
“Los aumentos en estos rubros fue mucho mayor a un 4%, y tienen una participación mucho más importante en los salarios, por lo tanto, queda mucho menos para gastar en otros ítems, y eso se refleja en la caída del consumo”, explicó el analista económico, Agustín Ferrer, en el programa “Fuera de Agenda”, que se emite por VerTV.
En este punto, indicó que a la inflación “hay que entenderla como un índice que se calcula en función a los consumos básicos, medidos con una canasta específica y que está regionalizado. Lo importante es poder hacer un análisis sobre ese informe y ver cómo impacta ese índice en otros sectores”.
Paralelamente, el analista planteó que “los comercios que no pudieron trasladar los incrementos de servicios básicos como luz, gas, alquileres por la caída del consumo, porque si seguían aumentando los precios no vendían, se da una situación de que estos comerciantes empiezan a tomar ciertas precauciones para seguir funcionando”.
Otro dato preocupante ofrecido por Ferrer es que en la comparación interanual, la industria registra una caída cercana al 20%, en el comercio la baja llega al 18% anual, y por el otro lado la actividad agropecuaria creció un 85% y la minería y la pesca tuvieron aumentos de entre el 4 y el 35%.
Sobre este punto, el profesional planteó que “se vuelve a mostrar que las actividades orientadas al extractivismo y con poca mano de obra, tienen un crecimiento muy grande, pero a partir del gran desplome que tuvieron el año pasado, sobre todo el agro por la sequía, la mala cosecha y los problemas de comercialización”.
El analista profundizó su evaluación apuntando que, si se quita al agro de la ecuación, el promedio del resto de los rubros arroja una caída de la actividad económica del 9%: “En la pandemia la actividad económica cayó un 10%, cuando la actividad fue cero. Estamos en una caída de la actividad, si sacamos el rubro agropecuario, similar a lo que vivimos en la pandemia”.
De todas formas, el especialista reconoció que hubo un pico de caída en la actividad industrial en el mes de abril y que “en mayo, junio y julio se empieza a ver una desaceleración en la caída. Es decir que la actividad sigue cayendo, pero en menor medida que en los meses anteriores”.
Sobre el futuro de mediano y largo plazo Ferrer describió: “Mi preocupación es, de lograr un estancamiento, dónde se sentarán las bases para el crecimiento. No hay economista que no entienda que luego del desajuste que se había generado al final de la gestión anterior, era lógico que al ajustar ciertas variables la actividad económica comenzara a caer. El tema es cómo se logra un crecimiento que sea sostenible”.
En la misma línea, opinó: “Yo no veo ninguna luz al final del túnel con las medidas que se vinieron tomando. Si tomas medidas que desincentivan la producción, que no protegen la actividad industrial local, sino que están orientadas a ver cómo importamos a bajo costo, no bienes de capital, sino bienes finales, es muy complicado el futuro”.
En lo que se refiere a la cuestión salarial, el analista consideró que “para que se recomponga el salario tiene que haber paritarias por encima de la inflación, no paritarias que ajusten contra dos meses atrás de la inflación. Eso es una actualización respecto de los dos meses anteriores”, concluyó.