Los presidentes comunales y concejales peronistas del departamento General Lopez repudiamos enérgicamente las graves declaraciones del senador de nuestro departamento Lisandro Enrico sobre el día de la Memoria, la verdad y la Justicia.
El senador nos tiene acostumbrados a lamentables expresiones en sus cuentas de redes sociales, pero su negacionismo sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos en la última dictadura cívico-militar por parte del terrorismo de estado y su reaccionaria postura sobre la lucha por los derechos humanos nos obliga a realizar este llamado de atención.
Quienes como Enrico agitan el fantasma de la teoría de los dos demonios no hacen más que convalidar las atrocidades perpetradas desde el estado genocida que llegó al poder en el golpe de 1976.
Desapariciones, censura, violaciones, torturas, robo de bebés, asesinatos son crímenes cuya gravedad los vuelve imprescriptibles.
El debate que nos propone el senador Enrico atrasa cuatro décadas lo que tanto esfuerzo costó consolidar como fruto del consenso de una sociedad que grita Nunca Más.
El día de la Memoria, la Verdad y la Justicia debe servir para reflexionar, para no olvidar, para no repetir y sobre todo para construir un futuro más justo.
No deja de resultar llamativo el accionar del senador radical ya que siendo Raul Alfonsin el máximo referente de la UCR y el primer presidente del regreso de la democracia fue quien inició con firmeza el juicio a las juntas militares e impulsó la CoNaDeP.
Los radicales alfonsinistas no tienen más que observar la conducta ejemplar de su líder o leer sus palabras para empezar a corregir el rumbo errático de dirigentes como Enrico, quien actúa en dirección diametralmente opuesta a los postulados de Alfonsín, quien supo afirmar: «Si la sociedad se hubiese derechizado, lo que la UCR debe hacer en todo caso es prepararse para perder elecciones, pero nunca para hacerse conservadora».
Invitamos a todos el arco político a honrar las bases de nuestros partidos, defender la democracia, siendo respetuosos con las heridas que aún no cicatrizan en nuestra historia reciente.
Que el amor venza al odio por la larga lucha de las madres y abuelas de Plaza de Mayo, en honor al trabajo de los organismos de derechos humanos, en defensa de la política, en memoria de los 30.000 compañeros desaparecidos, por la Argentina que ellos y ellas soñaron.