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Proyecto de ley: hasta cuatro años de cárcel para quienes usen perros para cazar

Quienes utilicen perros para cazar o promuevan la actividad podrían recibir una pena de hasta cuatro años de prisión si se aprueba un proyecto presentado en la cámara baja del Congreso de la Nación. La iniciativa que pretende prohibir el uso de canes para tal fin en todo el país apunta a una práctica muy frecuente por la que los animales son sometidos a ejercicios crueles y violentos, señala el texto de autoría de la ONG Ché Galgo y la abogada Natalia Pallavicini, presidenta del Instituto de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Santa Fe.
El proyecto fue presentado en abril por la diputada Graciela Camaño y prevé sanciones económicas y entre tres meses y cuatro años de cárcel, penas semejantes a las contempladas desde 2016 cuando se sancionó la prohibición de carreras de perros.
«Un proyecto similar ya había sido ingresado en el Senado», recordó la legisladora a Aire Digital. La ley contempla a todos los canes indistintamente de su raza, pero nombra a las más utilizadas históricamente para la caza, como los perros terrier, retriever, dogo, pointer, rottweiler, pitbull, galgo y todos sus mestizos.
El uso de perros para la caza implica prácticas de maltrato animal que no sólo atañen a la presa. «Conlleva el ejercicio de un grado de crueldad y violencia que es feroz porque se lo fuerza a participar de matanzas crueles, violentas, agónicas, bajo los eufemismos de tradición, cultura y deporte», fundamenta.
Tras un proceso de selección de los perros -etapa que contempla otro gran negocio de explotación animal, el de la comercialización de perros de raza- que van a destinarse a la caza, los escogidos son instruidos «en el encarnizamiento y la ferocidad con la presa, valiéndose de animales vivos, a modo de señuelo», destaca el proyecto y agrega que dicha preparación contempla la «mutilación de orejas y rabos para minimizar las posibilidades de ataque del animal a ser cazado», práctica frecuente que también se realiza con fines definidos como estéticos.
La preparación para la caza también contempla el uso de drogas estimulantes para que los canes pierdan miedo y sean más violentos frente a la presa.
La intención de la iniciativa es no sólo evitar el uso del perro por los humanos, sino defender también a las otras víctimas de la práctica: los animales silvestres y todos los utilizados como presas, tales como palomas, monteras, liebres, peludos, vizcachas, perdices, jabalíes, antílopes, ciervos, búfalos, cabras salvajes, carneros y pumas, entre otros.
Pero la caza, ya sea con o sin perros, implica además la contaminación del ambiente por el depósito de perdigones de plomo, un elemento cuya degradación lleva más de un siglo y su alta toxicidad se incorpora al suelo, agua y vegetación.
EL PROYECTO PRESENTADO EN DIPUTADOS
Sin dudas, el horizonte que persiguen de manera implícita los autores de la iniciativa es la prohibición de la caza de animales en general, indistintamente del uso o no de perros. «Vamos paso a paso», dijo Carla Zapata, coordinadora de la ONG Ché Galgo, a Aire Digital. Una iniciativa de tal magnitud tendría una oposición muy férrea en un país que, por su variedad de climas, fauna y extensiones de tierras representa un gran coto de caza para argentinos y extranjeros. Sin embargo, hacia esa suerte de utopía caminan los autores del proyecto. «Es claro el camino hacia el que va el pensamiento», dijo la activista.
Desde la organización animalista ven con buenos ojos el futuro del proyecto presentado por Camaño en el Congreso. La referencia más próxima sobre cómo votarán los legisladores la dio la sancionada ley de prohibición de carreras de perros, aprobada en 2017 por 132 votos afirmativos, 17 negativos y 23 abstenciones en la cámara baja. Para Zapata, acompañarán «algunos de los integrantes del recinto que fueron los protagonistas en llevar adelante la ley de prohibición de carreras de perros».
En cuatro breves artículos, la iniciativa va al grano descartando la posibilidad de mayores controles y reglamentaciones en la actividad de caza, y buscando directamente su prohibición. Es que en definitiva, como señala la petición de firmas de Ché Galgo, «a los animales no les debemos compasión sino justicia».
Fuente: Aire Santa Fe

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