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Ratificaron la condena a prisión perpetua a Juan Domínguez por el homicidio de Federico Landriel

(PR/Norma Migueles) La Cámara Penal de Venado Tuerto, integrada por los doctores Juan Pablo Lavini Rosset, Gustavo Alfredo Salvador y Daniel Kuric (presidente), ratificó la condena de primera instancia -dictada el 18 de diciembre de 2024, por los jueces Adrián Godoy, Aldo Baravalle y Leandro Martín-, no haciendo lugar al reclamo presentado por la defensa de Juan José Ángel Domínguez, en audiencia realizada el 19 de julio pasado en los Tribunales de Venado Tuerto.

En efecto, el tribunal encontró a Domínguez como autor material y penalmente responsable de homicidio doblemente calificado por uso de arma de fuego y por tratarse de un homicidio transversal por femicidio vinculado contra Federico Landriel -hecho ocurrido en Santa Isabel el 29 de mayo de 2020-, condenándolo a prisión perpetua.

El representante de la querella, Juan Manuel Baima, quien actuó en representación de la ex esposa de Landriel, Viviana Quintana, indicó: «Afrontamos un juicio largo, difícil, de investigación compleja, y a pesar de que hubo otras circunstancias, como el cambio de defensor del acusado y de fiscal, logramos llegar a la sentencia que, junto a la Fiscalía, valoramos como justa», recordando el cargo de homicidio trasversal, un agravante de difícil comprobación, en el que la víctima, además de Landriel, fue su pareja Viviana Quintana. «Mi clienta ha expresado su satisfacción por esta confirmación, ya que debió pasar pruebas personales muy duras», agregó el abogado.

La apelación

Uno de los puntos cuestionados por la defensa en la apelación, tiene que ver con la presencia de una colilla que fue alzada en el lugar donde ocurrió el crimen y que se comprobó que tenía ADN del acusado. El cuestionamiento de la defensa fue que era «fruta envenenada», porque fue hallada días después y no se preservó la escena del crimen considerando que era una prueba inválida.

Sin embargo, cabe recordar que esa mañana en la que los compañeros de trabajo vieron a Federico Landriel tirado al lado de su bicicleta en una calle de tierra que los llevaba a la empresa en la que trabajaban, se pensó que se trataba de un accidente de tránsito. Por lo tanto, avisaron a los bomberos, quienes lo levantaron, lo llevaron al Samco y cuando el médico lo examinó observó que tenía un balazo en la cabeza.

A partir de ese momento, se inició la investigación con otro parámetro y tras una puntual inspección en el lugar se encontró esa colilla entre los pastizales, que luego, y con el resultado de ADN, se comprobó que tenía rastros genéticos de Domínguez.

Al momento de evaluar la calificación de femicidio transversal, la Cámara examinó la información que se debatió durante el juicio y que tenía relación con una historia de conflicto intrafamiliar, de orden afectivo, entre el acusado y Viviana Quintana, con quien mantuvo una relación de pareja y una sucesión de eventos que se ubican, con mayor incidencia, en el impacto de la separación, que produjo situaciones de violencia psicológica y física, predominio económico, conductas de cosificación con expresiones tales que «sería suya o de nadie» hacia Quintana, asedio, amenazas de suicidio y agresiones. Esta situación surgió a partir de unos 200 mensajes que Domínguez enviaba Quintana, hallando en ellos el móvil del homicidio vinculado a Federico Landriel.

Cabe recordar que la víctima estaba vinculada a Quintana por tener hijos en común y en ese momento, al alejarse de Domínguez, la mujer estaba planificando acercarse a Landriel, con quién tenía una excelente relación.

De las declaraciones en el juicio, surgió que el condenado estaba vigilando a Landriel en los días previos al hecho. Además, se tuvo en cuenta cómo -a través de la odorología forense-, se permitió conectar de manera categórica un itinerario entre lugar del homicidio y la vivienda donde residía el acusado mediante el uso de vestimenta entregada a perros de la URVIII que fueron desde la ruta 94 hasta la cuadra donde vivía el condenado.

Como suele suceder en estos casos, a veces los errores cometidos por los homicidas son los que terminan inculpándolos. La fiscalía trajo a colación un testimonio de una persona que compartía la celda con Dominguez, a quien le brindó detalles que solo él sabía sobre el homicidio.

El fallo subraya el interés de Domínguez tras haberse conocido el hecho de que Landriel había sufrido un accidente cuando le pregunta por teléfono a un conocido si se había esclarecido cuántas personas habrían matado a la víctima, aclarando que al momento de ese llamado todavía no había terminado la autopsia y sólo se pensaba que se había tratado de un accidente.

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