(PR/Gustavo Brianza y Santiago Córdoba) Con la llegada del frío se incrementa el uso de artefactos para calefaccionar los ambientes y junto a ello, aumentan los riesgos de inhalación de monóxido de carbono. Ante esta posible situación, Matías Bordoli, titular de Matafuegos Bordoli, en diálogo con Pueblo Regional explicó las precauciones que los usuarios deben tener en cuenta, citó los síntomas que pueden experimentar ante una intoxicación y qué dispositivos existen para prevenir una situación de estas características.
«El monóxido de carbono es un gas tóxico que se produce por la mala combustión en artefactos como estufas, calefones, termotanques, grupos de electrógenos, cocinas, hornos, calderas y todo lo que trabaje básicamente con combustible gaseoso, líquido y sólido», explicó.
En esa línea, agregó que las más usuales son estufas que utilicen gas natural, de garrafa, kerosene -que todavía hay algunas-, y salamandras u hogares.
Respecto al monóxido de carbono, advirtió las distintas particularidades que lo hacen peligroso: «No se ve, no genera irritación en nariz o boca, no se puede oler porque no tiene ningún tipo aroma en particular, entonces uno no se va a dar cuenta y no va a percibir que está en la presencia del gas de monóxido de carbono».
«Como esto se produce por la combustión, es importante remarcar que se puede prevenir y evitar. Esto se da por la acumulación de monóxido de carbono en habitaciones que están mal ventiladas, que no tienen recambio de aire y, al acumularse, genera intoxicación», amplió Bordoli.
Sobre su efecto, detalló: «Una vez que se inhala, el monóxido de carbono se combina con la sangre, disminuyendo el nivel de oxígeno en la hemoglobina y en los tejidos. Y de no poder detectarlo rápido, te lleva a la muerte».
Consultado sobre cómo se puede prevenir esta situación, manifestó: «Controlando todos los artefactos por gasistas matriculados. Más aún después de los meses en que los calefactores no se utilizan. En ese tiempo los conductos de ventilación de los aparatos se pueden tapar por efecto de nidos de aves, por ejemplo, entonces es conveniente que antes de ponerlos en funcionamiento nuevamente sean inspeccionados por un profesional».
Acerca de los síntomas que puede experimentar una persona cuando está ante la presencia de una intoxicación por monóxido de carbono, dijo que puede ser similar a un estado gripal, o una comida que cayó mal. «Por eso hay que prestar atención, sobre todo en invierno, los síntomas nos puede confundir con otra patología y uno puede subestimarlo», enfatizó.
«Una intoxicación leve puede generar dolor de cabeza, náuseas, vómitos y mareos, que son síntomas similares a algún tipo de gripe o intoxicación que uno come algo y le hace mal; cuando pasamos a una intoxicación moderada, se empieza a generar confusión por la falta de oxígeno, vista borrosa, falta de coordinación y fuerza, palpitaciones, pulso acelerado e irritabilidad; y la intoxicación grave, por su parte, genera pérdida de conciencia, desvanecimiento, convulsiones, hipotensiones o presión arterial baja, arritmia o infarto de miocardio. La intoxicación se da mayormente cuando hace más frío, sobre todo a la noche cuando nos vamos a dormir, por eso la importancia de dejar algo abierto para que el ambiente se ventile», detalló Bordoli.
Por eso, ante estos síntomas, recomendó: «Ventilar la habitación abriendo puertas y ventanas, así se genera una ventilación que hace que el gas se vaya e ingrese aire con oxígeno. Ante una intoxicación, hay que salir de ese ambiente o sacar a la persona que esté descompuesta y concurrir al hospital o centro de salud más cercano o llamar al servicio de emergencia».
De todas maneras, la presencia de este gas en el ambiente se puede detectar antes de que genere un malestar en la salud con la utilización de sensores. Los mismos son autónomos, se colocan en la habitación (especialmente en el dormitorio), están continuamente monitoreando el aire y cuando empieza a detectar niveles peligrosos de monóxido de carbono emite una alarma sonora y una luz que advierte que se está ante la acumulación de monóxido de carbono.
«Nosotros en Matafuegos Bordoli tenemos para comercializar los sensores de monóxido de carbono. Son económicos, portátiles, autónomos, de fácil colocación y llevan tres pilas», puntualizó. «Más allá de tomar en cuenta todas las recomendaciones y verificar todos los artefactos, es esencial contar con un sensor para disminuir los riesgos», completó el responsable de Bordoli Matafuegos, cuyo local se encuentra en Av. España y Alvear, contacto 3462-314431.