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Roberto Capdevila: Humor ácido y lápiz de oro

(PR/Norma Migueles) Roberto Capdevila, destacado dibujante y caricaturista de esta ciudad, vino desde Mar del Plata con su madre y su hermana en el año 1958 a los 13 años, terminando sus estudios en la escuela 6404 del barrio Tiro Federal.

“Mi madre tenía en Venado un terreno en calle Turner y nos vinimos a vivir acá. La ciudad terminaba una cuadra más allá, tal es así que en Brett y 3 de Febrero había una tranquera, lo demás hacia el sur era campo de Iturbide con sembrados y todo. El pavimento solo estaba de Rivadavia a 9 de Julio y de Castelli hasta Casey con las transversales” recuerda.

Carteleras de los 60 dibujadas con Rocha.

“Terminé la primaria el mismo año que vinimos y luego me fui a juntar maíz en la estancia la Rinconada cerca de La Chispa. Luego empecé a trabajar en una representación del diario La Capital que tenía las oficinas en Iturraspe y San Martín, que era dirigido por Jorge Ambrosio Lázaro. Mi trabajo era pasar las notas a máquina, que al otro día salían para Rosario en los mismos vehículos que traían el diario a Venado, más o menos así era el mecanismo”.

Capdevila, siempre tuvo un humor corrosivo y eso se pudo ver cuando formó parte del staff de El Entuerto, revista de humor e investigación, que se convirtió de colección porque salieron pocos números. En ella pudo hacer gala de su acidez a la que tanto temían sobre todo dirigentes del ámbito político, porque sus caricaturas eran una clara descripción de sus debilidades. 

Con Roberto Landaburu.

Una de las travesuras que recuerda fue cuando trabajaba para La Capital, “venía una personalidad a la ciudad y teníamos que nombrar a un montón de “cabezones” que se iban a sacar la foto y les gustaba figurar en el diario. Tenía que pasar una lista como de 50 o 60, así que entre ellos puse mi nombre para ver qué pasaba y así salió en el diario y nadie se dio cuenta”.

Dibujante

El primer dibujo que hizo en su vida fue a los 17 años e inmortalizó en una gigantografía la cara de Juan D. Perón que se colocó en Rivadavia y Belgrano. Desde ese entonces recuerda que la sede de la Comisaría 2da estaba a media cuadra por Belgrano y desde allí, por la básica pasaba todos los días un policía a buscar las facturas a la confitería Rivadavia que estaba a media cuadra hacia el este.

“Tanto de ida como de venida el “milico” se paraba ante el dibujo de Perón, se cuadraba y luego seguía, era una rutina que repetía todos los días” rememora. 

Otro de los trabajos que le generó buenos ingresos fueron las carteleras del cine Ópera, que junto con Rocha diseñaban y pintaban todos las semanas los gigantescos anuncios, generando un ingreso que a veces superaba el sueldo del intendente.

Su habilidad natural con el lápiz lo llevó a acompañar con su obra los libros de Roberto Landaburu, y Notas de la Militancia de Natalia Jaureguizahar. También dibujó historietas para los diarios El Alba y La Guía. Junto con Jesús Vallortigara fue fundador de El Informe, implementando el sistema de distribución domiciliaria gratuita los viernes.

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