(PR/Norma Migueles) En horas de la mañana, la fiscalía y defensa del acusado por el homicidio de Federico Landriel, hecho ocurrido el 29 de mayo de 2020 en Santa Isabel, presentaron ante el tribunal los alegatos de cierre del debate que duró dos semanas. La fiscal Rafaela Florit solicitó prisión perpetua por “homicidio agravado por la intención de causar sufrimiento a una persona”. La defensa solicitó que se declare inocente y recupere la libertad. El acusado aseguró que era inocente y no quiso responder preguntas.
El juicio estuvo presidido por el juez penal Adrián Godoy, junto a los vocales Leandro Martín y Aldo Baravalle. El acusado fue asistido por el Servicio Público de la Defensa, en tanto que la querella en representación de viuda e hijos de Landriel, estuvo a cargo de Juan M. Baima.
La fiscal sostuvo que se pudo acreditar a través de pruebas materiales, como el hallazgo de una colilla de cigarrillo con ADN del acusado en inmediaciones donde cayó muerto Federico. El rastreo de perros que los llevó hasta su casa, testigos que manifestaron que Landriel, había visto el auto del acusado los últimos días en el camino al trabajo. Otro testigo aseguró que el acusado en la cárcel le contó sobre el homicidio y lo reiteraba continuamente. Un amigo cercano admitió que el hombre estaba “obsesionado bien” con la esposa de Landriel, con quien mantuvo una relación afectiva cuando la pareja estuvo separada.
Esto fue así al punto que, una semana antes del homicidio, la llamó hasta 56 veces en un día 20, 40, 72, eran las llamadas que le hacía periódicamente y le advertía “ vas a ser mía o de nadie”, “ te vas arrepentir y será tarde”, curiosamente el 29 de mayo dejó de llamar.
Por otra parte, Floritt, evaluó que el acusado planificó durante días el ataque haciendo previas tareas de inteligencia para establecer el lugar donde no había cámaras, un camino cortado a la circulación por la pandemia, y con abundante vegetación donde se pudo esconder y esperar el paso de Federico.
Por su parte la defensa, advirtió que la Fiscalía no pudo poner a su defendido en el lugar del hecho, nadie lo vio esa madrugada. Tampoco hallaron el arma de fuego que se usó para ultimar a Landriel. El dermotest realizado 36 horas después dio negativo, al igual que los rastros que buscaron dentro del automóvil. La defensora planteó que las pruebas presentadas fueron débiles y solo hubo rumores de la gente del pueblo.
A su turno la querella, acompañó los alegatos de la fiscal, coincidiendo con la calificación y pedido de la máxima pena, solicitando en forma subsidiaria, si el tribunal no consideraba el agravante, que se lo calificara como homicidio simple.
Baima, también advirtió al tribunal, que esta azarosa causa, donde participaron cinco fiscales a lo largo del proceso, se vulneraron los derechos de la víctima, atento que el 25 de octubre se había llegado a un acuerdo de juicio abreviado, donde el acusado había aceptado una condena de 16 años, contando con la conformidad de las partes, del fiscal regional, pero sin embargo cuando llegó a la Fiscalía General su titular lo rechazó e indicó que se realizará el juicio oral con la calificación con la que se tramitó.
Ante esta situación, el querellante envió una nota a Vranicich en nombre de la familia solicitando acortar los tiempos y la conformidad con el procedimiento abreviado, pero no recibieron nunca respuesta a pesar del tiempo transcurrido, evaluando que se encontraban ante una situación de “violencia institucional”.
Los hechos
Federico Landriel, fue asesinado de un balazo en la cabeza, en la localidad de Santa Isabel en la madrugada del 29 de mayo de 2020, en plena pandemia, cuando la víctima se dirigía a trabajar y transitaba por Francia hacia la ruta 94.
Unos compañeros de trabajo lo hallaron en el camino, al alejarse unos cien metros oyeron un disparo, al igual que los vecinos y un móvil de la guardia urbana. Una compañera que iba a la empresa lo halló en el piso caído y avisó a la GUM.