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«Se rompe con la distinción entre delito común y de lesa humanidad»

Daniel Erbetta cree que se abre un camino para que puedan aplicarse a los delitos imprescriptibles otros beneficios del derecho interno argentino.

El presidente de la Corte Suprema de Santa Fe, Daniel Erbetta, considera que aplicar el 2×1 a represores implica que el máximo tribunal nacional asume una posición regresiva en materia de delitos de lesa humanidad con respecto a precedentes del mismo órgano rector de la Justicia argentina. «Lo opino como catedrático y con absoluto respeto por quienes se pronuncian. Lo central aquí es que se rompe con una construcción conceptual elaborada en la jurisprudencia de los años 2004 y 2005 que consistió en distinguir el delito de lesa humanidad del delito común. Los primeros son a tal punto distintos por su gravedad que son imprescriptibles, no son amnistiables ni indultables. No se les aplicaba, en definitiva, a esos delitos el derecho común argentino, que sí se emplea para un estafador, un ladrón o un homicida. Si se regula un delito de lesa humanidad con el derecho interno, entonces una ley interna más benigna para un condenado, como el 2×1, sería aplicable. Pero eso supone casi borrar la diferencia entre casos de lesa humanidad y delitos comunes». Esa igualación, a su criterio, es la que traza ahora la Corte nacional.

 

En cuanto a lo ideológico, Erbetta se define más en afinidad con los votos minoritarios de Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, que con la mayoría integrada por Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Elena Highton. Recuerda que el 2×1 se sancionó en un contexto doméstico de la década del 90 en el que personas finalmente condenadas por delitos comunes habían pasado por prisiones preventivas interminables. «El sentido del 2×1 era, por tanto, ponerle un límite a situaciones escandalosas, de gran morosidad o tardanza de la Justicia. Pero en el caso de delitos de lesa humanidad, que son los cometidos por el Estado durante la dictadura militar, fue el propio Estado el que detuvo la persecución de estos delitos extremos. En esta circunstancia histórica el argumento del 2×1 pierde vigor», indicó. (F: La Capital)

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