El precario asentamiento Villa Moisés fue noticia en muchas ocasiones, todas ellas con una cuota de negatividad y desgracia por así decirlo. Cuando no fueron las inundaciones que taparon a los habitantes y anegaron todo el lugar, fue el reclamo en el Municipio por condiciones dignas, reclamo que cayó ensaco roto ya que se les recriminó duramente la manera de realizarlo, der presentarse en el edificio Municipal y “exigir” vivir dignamente. Después vino la pandemia y el aislamiento, y el barrio quedó aún más postergado en las agendas de funcionarios y, porque no, de la población en general. Pero la vida en el Villa Moisés sigue su curso, con sus necesidades y urgencias, aunque también con gestos solidarios que asoman como una flor rodeada de devastación.
Pueblo Regional dialogó con un habitante de la barriada, Edgardo Busto. Edgardo es albañil y aunque no le sobra nada, tampoco le faltan ganas, y él, junto a su mujer, su hermana y un grupo de voluntarios que se hicieron llamar “Solidarios de Corazón” todos los días, desde el comienzo del aislamiento, se las arreglan para llevar casa por casa una copa de leche y algo para comer a alrededor de 200 chicos del barrio y ayudar con necesidades básicas, de las que sobran en el asentamiento.
“Arrancamos en mi casa, (Carelli entre Pavón y San Lorenzo) con mi mujer y mi hermana. Un lunes, a 3 o 4 días que arrancara lo de la pandemia, estaba sentado en el patio de mi casa y se me ocurrió esto, se lo comenté a mi hermana que es como mi amiga y así surgió, hoy ya hace más de 120 días que estamos firmes y vamos a seguir”, anunció Edgardo, agregando que “con todo esto de la pandemia al principio fue grande la necesidad y se nos ocurrió darle la merienda a los chicos del barrio, después se transformó en una cuestión solidaria porque no solamente les damos la leche, sino que ya hemos entregado más de 60 frazadas, camas, colchones, estufas y lo que la gente necesita. Esto lo hacemos gracias a la gente de toda la ciudad que colabora muchísimo”.
Claramente, las acciones de los “Solidarios de Corazón” son netamente solidarias y en pos de que todos los pibes del barrio puedan acceder a una merienda digna: “Yo soy albañil, y no todos los meses tengo el mismo ingreso de dinero. La meta mía y de todo el grupo son los chicos, y que tengan su taza de leche y algo para comer”.
Respetar el aislamiento, estando cerca
Este grupo de personas que día a día recorren las calles del Villa Moisés entregando casa por casa la merienda a los niños son conscientes de los riesgos que se corren y, si bien no dejan de velar por los más pequeños, evitan que el contacto entre ellos sea demasiado estrecho, es por eso que no tienen un lugar fijo sino que lo hacen al estilo “Delivery”, para evitar aglomeraciones y con ayuda solo de personas solidarias, de esas que afortunadamente sobran en Venado Tuerto: “Cargamos la leche en un tarro lechero de los de antes y con un carrito vamos casa por casa repartiéndoles a alrededor de 200 chicos y lo que le podemos dar para acompañarla, pan,masitas, lo que haya. Lo hacemos de esta manera para cuidarlos y evitar junta, porque podríamos haber ido casa por casa a decirles que lo vayan a buscar, pero tratamos de resguardarlos y cuidarlos. Están todos los días expectantes esperándonos; somos más niños nosotros que ellos. Esto es todo gracias a la gente que colabora, por ahí ayuda algún Concejal, pero muy poquito; la mayor parte de la colaboración es de panaderías, comercios y gente particular”, explicó Edgardo Busto.
En cuanto a las necesidades que atraviesan los habitantes de este sector vulnerable de la ciudad, Edgardo comentó que “en el asentamineto hay mucha necesidad. No tenemos agua, ni luz, pero esos temas pasan por otro lado. El tema del baño es muy complicado; cuando se inunda los pozos se llenan. De 120 familias que hay solo 60 tienen su perforación y entre vecinos se pasan el agua”, no obstante, siempre miran para adelante y ya hay proyectos para que el asentamiento mejore y las condiciones de vida de las familias que allí habitan mejoren: “Lo vengo hablando con gente de afuera, y hay una persona, Juan Díaz, que ayuda mucho y está haciendo un proyecto para que esto cambie. Hoy en día se está mejorando muchísimo y va a haber muchas mejoras; se va a terminar con la precariedad, calculo que dentro de un año va a cambiar”.
Por último, el vecino del Villa Moisés, quien día a día regala lo más valioso que posee, su tiempo a los chiquitos del barrio en una actitud solidaria que emociona, nos señaló que necesitan para seguir con esta noble tarea y el contacto para quien pueda ayudar a seguir ayudando a los más desprotegidos: “Para la merienda siempre se nos complica con el pan, masitas facturas o lo que sea para acompañar, el azúcar y la leche; eso es lo principal hoy. Por suerte hay gente que colabora y por eso aún lo podemos seguir llevando adelante”. El número de teléfono para contactarse con Edgardo Busto es: 3462626127.