(Información: Maximiliano Monzón) Estos dos equipos, en el comienzo del campeonato regional terminaron empatando sin goles, en un partido aburrido, con pocas situaciones de peligro.
El encuentro fue extraño, porque ver otra vez a Studebaker en cancha, después de perder su chance de pasar a semifinales en la Liga Venadense el día anterior. Fue absurdo, rato y poco prolijo.
Ambos equipos no pudieron saltear con éxito la etapa de cuartos de final de la Liga y empezaron está competencia para no estar tanto tiempo alejados de los campos de juego.
Cuando generalmente se enfrentan dos equipos ordenados, sin cambio de ritmo, y jugando lejos de los arcos, es muy difícil que se modifique el tanteador del comienzo.
Se vio a un Studebaker golpeado, todavía aturdido, después de lo sucedido ayer en el Luis Ponciano Rossi.
Por eso el técnico Diego Oyarbide, aprovechó para licenciar al grueso de los titulares ante Peñarol y presentó, para este partido frente a Sportivo Rivadavia, muchas caras jóvenes, sangre nueva y de la casa, para afrontar dicho compromiso.
A los 36′ quizás Santiago Gallleli pudo haber torcido la monotonía, primero pisó el aérea y remató mordido, el balón salió al córner. Tras cartón luego de ese envío se lo perdió solo, de cabeza casi debajo del arco.Esa fue quizás la única situación clara, nítida para marcar.
Sportivo Rivadavia manejó bien el balón, la hizo circular con prolijidad pero nunca encontró un socio para Juan Barale, que se movió por la banda izquierda pero estuvo muy solo, a la hora de atacar.
El complemento fue un calco del anterior, siguieron cometiendo los mismos errores a la hora de general espacios, cambiaron un poco la velocidad pero no lograron darle precisión en los últimos metros para romper el cerco.
El empate estuvo bien, ninguno se animó a más. Y terminaron conformándose con el punto.


