(PR/Andrea Acedo) La «Revista Patoruzito» fue posiblemente la mejor revista argentina de historietas publicada en el siglo XX, y apasionó a los argentinos por muchos años. Clemente Montag es un ilustrador que trabajó en la “Patoruzú” y este viernes dará una charla y taller en la Escuela Provincial de Arte N°3 a las 10 y estará presente además en la 1° Feria del Libro de nuestra ciudad este fin de semana.
Patoruzito hizo su aparición el 11 de octubre de 1945, hoy hace 77 años de esa fecha. Fue editada por el sindicato editorial Dante Quinterno, que publicaba la Revista Patoruzú desde el año 1936.
«El Patoruzito» fue una formidable revista de aventuras que marcó, en la inmediata pos-guerra, nuevos rumbos para la historieta argentina.
En sus inicios, la revista tuvo una frecuencia de salida semanal y un formato de 285 x 225 mm. Su interior era en escala de grises (blanco y negro) y la portada a todo color. Desde un principio la revista presentó un nuevo modelo en el que predominaba la imagen y la acción, por sobre el texto. Fue un semanario hasta 1962, cambiando varias veces de tamaño.
Es de destacar que las portadas de la revista «Patoruzito» eran desde el primer número muy atractivas, a pleno color, dibujadas por Dante Quinterno y su equipo.
La imagen de portada siempre estaba protagonizada por el pequeño cacique tehuelche Patoruzito, acompañado en la mayoría de los casos por su amigo Isidorito Cañones.
En cuanto a la tira en sí, la publicación de originales duraría hasta abril de 1977. Desde entonces, lo que se siguió publicando fueron reimpresiones con sutiles cambios (con la frase «Selección de las mejores Aventuras de Patoruzito»).

Uno de los encargados de darle vida y color a Patoruzú fue Clemente Montag, oriundo de Chacarita, desde los 14 años empezó a trabajar en la editorial Dante Quinterno. Para saber detalles sobre su presencia y conocer de su trayectoria hablamos con él.
P.R. ¿En qué se centrará el taller?
C.M. El taller tiene el objeto de enseñar lo elemental en el tema historieta e ilustración. Que los chicos sepan cómo se hace una historieta, que debe de tener su principio, su nudo, su desenlace. Las técnicas, la creatividad al armar un personaje, cómo se emplea, donde está el personaje, dónde se va a mover. Todo lo que se refiere a onomatopeyas, metáfora visual, etc.
Por supuesto que haré demostración de ilustraciones porque los chicos necesitan verlo para entender de qué se trata.
P.R. ¿Cómo fueron tus inicios en la historieta?
C.M. Empecé a publicar a los 14 años en la revista Patoruzú. Ilustraba cuentos humorísticos donde primero leía y luego hacía una ilustración sobre el tema del cuento. Más tarde, como a Dante Quinterno le gustaban los dibujos, pase a hacer 2 páginas en la revista Patoruzú semanal. Cuando dejó de hacerse el Patoruzú semanal le ayudaba con las tapas de las revistas que ya no se hacían nuevas, sino que él hacía un boceto rápido o raff y yo tenía que terminarlo, entintarlo y colorearlo.
Patoruzú tenía la tapa a color, el interior era en blanco y negro con un papel económico y se vendió mucho hasta el final. Después pasé a Billiken y por muchos años estuve en la revista Anteojito.
Cuando me fui de la editorial Quinterno porque estaba un poco cansado de hacer siempre los mismos personajes porque yo tenía mis creaciones propias me fui para Billiken. En Billiken el señor Ricardo Colangelo que era jefe de arte me dio trabajo enseguida y me dijo que vaya a verlo a García Ferré porque pensaba que mis personajes le iban a gustar. Ahí mismo fui a verlo y sí le gustaron y me quedé ahí a trabajar.

P.R. ¿De dónde salió tu interés por este oficio?
C.M. Creo que dibujo desde que salí de la panza de mi mamá. Siempre tuve pasión por eso. Yo quería lápiz y papel. No sabía hablar y quería eso y me ponía a dibujar de chiquito. Mi papá hacía esculturas en yeso. Tenía una mesa de dibujo y yo en esa mesa con el viejo sacapuntas a manija que no lo podía ni manejar dibujaba garabatos y me la pasaba dibujando hasta que empecé a crear historias y personajes. Veía con una alegría tremenda los domingos Disneylandia. Miraba a Walt Disney y decía: ¿eso es un dibujante? Me fascinaba y mis padres siempre me apoyaron. Era loco por Mickey y todos los personajes de Disney. Seguí dibujando hasta que, a una cierta edad, 9 o 10 años empecé a hacerme de una carpeta. A guardar mis dibujos. Recorría las editoriales, los mostraba, les gustaban y seguía. Un día gris medio lluvioso (los días grises me favorecen), fui a la Editorial Dante Quinterno y ese día justo estaba reunido Eduardo Ferro, gran dibujante y editor de la revista Patoruzú, Mariano Juliá que era el director de la revista Locuras de Isidoro y Dante Quinterno. Me acuerdo que la secretaria me miró, yo estaba bastante empapado, pero con la carpeta bajo el piloto impermeable. Me preguntó qué quería y le dije que traía dibujos y la señorita se fue para atrás con mis dibujos. Sale un hombre alto, grande, Mariano Juliá que fue uno de los maestros que tuve y me dice que los dibujos eran lindos y que le habían gustado mucho a Dante Quinterno y a Ferro. Así que a partir de ahí me empezaron a dar cuentos para ilustrar, las dos páginas y comencé mi carrera a los 14 años hasta hoy, en mucha menor medida.
P.R. Los chicos de hoy ya no leen historietas?
C.M. Los chicos ahora están con los jueguitos, el celular, esas cosas. Los tiempos han cambiado pero la historieta sigue vigente. En el mundo sigue vigente. Para nosotros en el país es caro editar, muy caro, pero bueno.
P.R. También tuviste experiencias en el exterior?
C.M. Hice una biblia grande de 12 tomos con biblioteca incluida de cartón para Planeta de Agostini de España y después como mi señora tenía amigos en Irlanda fui ahí. Cuando estaba a España fue lo del atentado de las torres gemelas. Volví porque toda la economía estaba convulsionada. Después de las torres, los amigos de mi señora me dijeron que podía haber una posibilidad en Irlanda y viajé a Dublín. Fue positivo porque conocí el país, aunque mucho trabajo no había. Ahí el editorial me explicaba que ellos editaban muy poco. Que tenían libros de historia con alguna ilustración pero que no producían ni editaban historietas ni libros infantiles, Eso les llegaba desde Inglaterra, lo importaban desde allí. Hice algunas cositas para un libro de una editorial que se llamaba Follen, ilustraciones de relatos históricos, de unos gnomos, los Leprechaun que les gustaron mucho. Yo tenía mi familia en Argentina, no tenía mi ciudadanía europea terminada, así que decidí volver a Argentina.
P.R. Qué actividad estás haciendo en la actualidad?
C.M. Hago trabajos freelance. Me encargan alguna empresa algún logo ISO o esas cosas. Hace poco hice un perrito para una marca de comida para perros. Ya no hago historieta arduamente como hacía para Anteojito ni creo guiones para animación como hice con García Ferré. Hoy ya no está ese trabajo. Tengo alumnos a los que les enseño a dibujar didácticamente.


