viernes 22 noviembre 2024
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“Toto” Colman caminó de San Gregorio a General Campos

(PR-Gregorio Sogno) Qué lindo personaje es Néstor “Toto” Colmán, de esos tipos que gozan de la vida, no importándole ni tiempo ni distancias.
Dialogamos con él, y con esa voz recia nos fue contando su experiencia. Hace 7 años que recaló en San Gregorio, es camionero y se vino a trabajar a la Transportadora de nuestro pueblo de Daniel Foressi, gente a la cual le está muy agradecido por su trato y respeto por el trabajo, “Toto” es dueño de su propio camión.
“Todo nació de una charla telefónica con mi hermano que está en General Campos (Entre Ríos), y nosotros nos encontramos todos los años para noviembre. La cosa es que me dijo, ¿vas a venir? No, le dije, ¿estás loco?, me sale 50 mil pesos viajar…y mi hermano, se le ocurrió decirme y bueno venite a pata”.
Agrega que “nunca imaginó que me lo iba a tomar en serio, así que armé un carrito, le puse las ruedas de la bicicleta y ya el martes 1 de noviembre estaba en la ruta”.
Su lema es “caminando por la vida” y se encontró en un largo recorrido de 650 kilómetros, y en el camino siempre cruzó gente buena para darle una mano. Trazó un plano de viaje, eludiendo zonas a las que le desconfiaba y comenzó su travesía.

En el carrito llevaba una conservadora, un bolso, un calentador, un inflador para mantener bien las gomas, mercaderías y aprendió lo bueno de las frutas, sobre todo naranjas, bananas y durazno, y Gatorade o agua mineral para tomar.
“Llegué a caminar un día casi 60 kilómetros, por supuesto, haciendo paradas, buscando la sombra, pero mi derrotero fue siempre evitando tomar tanto calor, googleando el tiempo y evitando los aguaceros, pero gasté las alpargatas”, relata.
Tiene 59 años, está en pareja en San Gregorio, pero ese espíritu de aventura lo tuvo siempre, hace nueve años a caballo hizo 2.300 kilómetros recorriendo cinco provincias argentinas, y es buscador de oro, suele viajar a las montañas, a lugares donde sabe que puede encontrar, siempre con su detector.
Al cierre de esta nota, ya estará en su ciudad, donde lo esperaban con carteles de bienvenida, seguramente su hermano (que le ofreció irlo a buscar cuando le faltaban 200 kilómetros), le parecerá imposible lo que hizo, y este 20 de noviembre, habrán comido ese lindo asado prometido y se cumplirá un nuevo encuentro como cada año.
Tiene un cuaderno de viaje y otro que todo aquel que se acercaba a saludarlo o preguntarle, le decía que deje su escrito.

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