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viernes 19 abril 2024
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Trabajo sexual no es sinónimo de trata de personas *

En el único cabaret habilitado en Venado Tuerto 16 trabajadoras sexuales ejercen su oficio. No se sienten realmente escuchadas en el debate que plantea el cierre de esa fuente de trabajo para ‘combatir el delito de trata de personas’ ¿Por qué reclaman que no se cierre? ¿La clausura de lugares como este (habilitado y controlado) acaso no promueve sitios ilegales y dificulta los controles? ¿Tan bobos son los estados provincial y municipal que no pueden controlar un solo cabaret?

 Venado Tuerto– La caducidad de las habilitaciones otorgadas a locales nocturnos, tipo whiskerías o prostíbulos, planteado como política de Estado por parte de la Municipalidad venadense para combatir el delito del proxenetismo y la trata de personas, dejó en el tapete un interesante debate en torno a pruritos morales, posiciones ideológicas y los derechos de las trabajadoras sexuales a ejercer libremente el oficio que eligieron. Algunos dirigentes sociales y políticos, desde distintos lugares ideológicos, plantearon que además de los delitos concretos antes citados (recordemos que el ejercicio de la prostitución no es delito), también era objetable “la libertad” con que realmente las trabajadoras sexuales escogían ese oficio y no otro. “Lo hacen porque muchas de ellas han sido abusadas de chicas”, explicaron desde una curiosa percepción de la realidad del prójimo referentes de la agrupación Las Juanas. “Hay que darles otros trabajos, y con ello se soluciona el problema”, agregaron. Plantearon algo similar (aunque con propuestas legislativas de tratamiento disímil) desde el FPCyS y el PJ-FpV venadense ¿Cerrados estos sitios, acaso se acabó el problema?

 PUEBLO Regional decidió hablar con las principales involucradas a las que, desde distintos sectores, con inmensa pasión progresista y profundo compromiso cristiano; se dice querer proteger; pero a las que, curiosamente, poco se escucha. Escuchar a los afectados directos ¿Bastante elemental, no?

 PUEBLO Regional se trasladó hasta el único prostíbulo que se encuentra habilitado en Venado Tuerto: Prity Woman (N. del E: increíblemente ese solo establecimiento es el que, según se asegura, ni municipio ni provincia pueden controlar). Detrás de los carteles que contornean la rotonda de las rutas nacionales 33 y 8; el azulino local parece durante el día abandonado. De noche es distinto. Con el acuerdo de Norma, la propietaria del lugar, recorrimos el local y entrevistamos, entre otras trabajadoras, a Carina; una hermosa mujer de poco más de 40 años que, sensual, con tono cansino pero no por ello menos convincente, cuenta su realidad. En ella también están las otras 15 historias de las mujeres que allí trabajan. 

 Carina: Tengo dos hijos, un nene de 14, una nena de 10, una sobrinita que nos quedó huérfana de 9 años, mi papá, mi mamá y mi hermano separado con tres hijos.

 PUEBLO Regional: ¿Vos sos la que para la olla o el tuyo es un aporte más para el sostenimiento de tu hogar?

 C: Entre mi hermano y yo somos los que bancamos la familia. Mis padres ya están grandes y están enfermos, ya no pueden trabajar. Mantenemos la casa y los chicos.

 P.R: ¿Cómo influiría en tu vida el cierre de este lugar, tal cual proponen distintos sectores políticos (especialmente el oficialismo de Venado Tuerto) y agrupaciones feministas del tipo de ‘Las Juanas’?

 C: A mi me perjudicaría mucho en el sentido de que hace tanto tiempo que estoy viniendo acá, que obviamente me siento cómoda, tranquila (N. del E: Carina comenta que hace 15 años que trabaja en el local, con algunas interrupciones). Este es el lugar que me da el dinero suficiente para poder mantener a mi familia. Si se cierra este lugar, de cualquier otra cosa debería tener dos o tres trabajos como mínimo para poder hacer una diferencia similar. Y, aparte, bien se sabe que si sos mayor de 30 años las posibilidades de conseguir trabajo son muy pocas. Vos miras en el diario y para cualquier trabajo piden chicas de 25, 27 o 30 años.  Si tenés más de 30 no tenés muchas posibilidades de conseguir trabajo.

P.R: ¿Si pudieras trabajar de otra cosa lo harías? Porque algunos de los que proponen el cierre de este lugar aseguran que si se les brindara a ustedes la posibilidad de trabajar de cualquier otra cosa ustedes abandonarían esta actividad. Como que hacen esto porque ‘no pueden hacer otra cosa’. Que no tienen opción ¿Es así o acaso es tu elección, el oficio que vos elegiste?

 C: En realidad son las dos cosas. Es el oficio que una elige; y además es el motivo de dinero o trabajo. Si pudiera hacer otro trabajo tendría que ganar el mismo dinero que gano acá. Si no, preferiría seguir en esto.

 P.R: ¿Qué te brinda trabajar en un lugar como éste, con una empresaria de Venado Tuerto, que conocés desde hace tanto tiempo; qué perderías si tuvieras que acomodarte a otro sistema de trabajo (en un privado o en la calle)?

 C: Las garantías todas. Por un lado en este lugar estoy segura, sé con quién estoy. Si tengo algún problema, algún inconveniente, sé que alguien me va a defender. La comodidad… Y aparte la intimidad. Porque si bien una está en este trabajo, nosotras no llevamos un cartel que dice lo que somos a todos lados. Conocemos muchísima gente que no sabe lo que hacemos. O sea, si yo quiero que todo el mundo se entere de lo que yo hago, trabajo en un departamento o en una casa y que me vean todos los vecinos; o estoy con poca ropa parada en cualquier esquina y que todo el mundo me vea. Hago lo que hago, estoy conforme con lo que hago, pero reservando mi imagen, mi intimidad, digamos. Además está el tema de la seguridad. Seguridad en lo que respecta a la salud, porque tengo (que ir) a ‘la sanidad’ toda la semana (N. del E: se refiere a los controles que en forma semanal se dispensa a las trabajadoras sexuales desde la salud pública municipal mediante los denominados “consultorios saludables’); y la seguridad personal de saber que alguien me va a defender o va a estar a mi lado en cualquier cosa que yo necesite.

 P.R: ¿Acaso no resulta un tanto inocente, por parte de la Municipalidad, el pensar que si se acaba con este tipo de lugares la mayoría de las trabajadoras sexuales van a asistir a los controles sanitarios en forma individual  y espontánea (como ocurre con este tipo de locales abiertos, fáciles de controlar periódicamente) ¿Crees que las chicas que están desorganizadas, que trabajan individualmente o en la calle, suelen ir a los controles sanitarios con la misma rigurosidad con que lo hacen ustedes por el solo hecho de trabajar todas juntas, y en este tipo de lugares?

 C: No, no me consta. Ni conozco a ninguna chica que trabaje en la calle o particularmente que vaya a hacerse los análisis ni semanales, ni quincenales; ni siquiera mensualmente. Tal vez lo puedan hacer unas pocas mujeres que son conscientes, que se quieren y se cuidan a sí mismas; pero son una minoría.

 Criminalización del trabajo sexual

 P.R: ¿Qué sentís cuando se traza este paralelo entre “trabajo sexual” y “trata de personas”, como si fueran sinónimos; como si todas las mujeres que se prostituyen lo hicieran obligadas; generando la criminalización del trabajo sexual al plantear esa paridad? ¿“Trabajo sexual” es sinónimo de “trata de personas”?

 C: No tiene nada que ver una cosa con la otra. Una que somos todas mujeres grandes. Sabemos lo que hacemos. Lo hacemos porque queremos. Nadie nos obliga. Nadie nos pone un revólver en la cabeza, y no somos chicas jovencitas que se pueda decir nos llenaron el cerebro para que estuviéramos acá. Estamos por nuestra propia cuenta, porque queremos. Nada que ver… “Trata de Personas” es cuando te secuestran, cuando te obligan a hacer cosas que vos no querés. A nosotros nadie nos manda. Estamos acá porque queremos, venimos cuando queremos, no cumplimos fechas, ni días, ni nada. Me parecen cosas totalmente distintas una cosa de la otra.

 P.R: ¿Por qué te parece que los dirigentes terminan planteándolo como sinónimos?

 C: Usan la excusa de ‘trata de personas’ como para cerrar estos lugares y en realidad lo que ellos quieren… es como que nos discriminan. Siempre nos discriminaron. Es como que quieren terminar en realidad con el trabajo nuestro, que tampoco lo van a terminar; porque si bien está la mala suerte de que se lleguen a cerrar estos lugares lo cierto es que nos perjudican un montón no solo a nosotras, a un montón de personas; pero igualmente vamos a buscar la manera de seguir haciéndolo. No es que van a terminar con nosotras. Únicamente nos perjudican cerrando un lugar en el que estamos cómodas, tranquilas y seguras; porque la mayoría o se va a ir a la calle o va a trabajar en su propia casa, en un departamento o en una casa alquilada. Lo que sea. Nos perjudican a nosotros, van a perjudicar a varios vecinos porque yo creo que a ningún vecino le va a gustar que de su vecina paren autos a cada rato. Que vayan que vengan. Creo que a nadie le va a gustar… Porque tampoco le va gustar a las señoras que estén con sus hijos. No les va a gustar que en la esquina de su casa haya una chica parando autos… Creo que va a ser peor, porque uno trabaja en un lugar que es íntimo, donde no molesta a nadie, donde nadie te ve; y si a la mujer no le queda otra va a seguir haciendo lo mismo donde sea.          

 Colonización pedagógica

 P.R: Existe un grupo feminista que fue el que impulsó con mayor énfasis todo esto, y a quien el municipio apoyó al enviar este proyecto por sobre lo que ustedes piensan o necesitan, que se llama Las Juanas. Ellas se arrogan el derecho (o el “deber moral”) de luchar por los derechos de ustedes, de las “trabajadoras sexuales” ¿Han compartido charlas con ellas? ¿Qué les dirías a Las Juanas si pudieras conversar?

 C: Sí, hemos compartido, y hemos tratado de explicarles y hacerles entender que las cosas no son como ellas las ven. Que en primer lugar hay que ponerse en el lugar de la otra persona. Tienen que ver que somos mujeres grandes, y no somos ignorantes que nos van a usar así como así. O que no sabemos lo que hacemos. O que alguien nos obliga en estos lugares. Lo mismo que hemos hablado ahora se lo hemos explicado a ellas. Estamos en estos lugares por nuestra propia voluntad. Sabemos bien lo que hacemos  y lo que queremos. Las equivocadas son ellas. Tienen que vivir esto, o tienen que estar en el lugar de la otra persona, o saber los problemas y los inconvenientes de la otra persona, todo aquello que te lleva a esto.

 P.R: Una cuestión de entender más que de enseñar…

 C: Exactamente, tienen que entender más que enseñar. Se les ha puesto algo en la cabeza o han visto algo. No sé qué es lo que pasa por sus cabezas, o qué es lo que se imaginan, o lo que se creen. Una no hace dos días que está en esto. No somos personas ignorantes ni nada de eso. Tienen que comprender, escuchar. Quisiera que nos entendieran un poquito, que se pusieran en nuestro lugar antes de hacer tanto hincapié en lo de la “trata de personas”. Y si bien no niego que existe ese problema en algunos lugares, ocurre más en los lugares clandestinos que en los lugares habilitados. Tendrían que fijarse en eso. Si quieren más seguridad pueden poner más controles de los que ya hay, porque estos lugares habilitados los controlan muchísimo (N. del E: según datos oficiales se ofician dos controles semanales permanentes). Si no les es suficiente podrían poner más control, los que ellos quieran, y dejarnos seguir trabajando tranquilas como estamos; y que no nos perjudiquen tanto, porque en realidad nos perjudican con esto.

 P.R: ¿Cuántas mujeres trabajan en este lugar?

 C: En este momento somos 16.

 P: ¿Todas viven fuera de este edificio? ¿Tienen casas, familias?

 

Cabarets en la mira. Pueblo Regional consultó a las principales perjudicadas.

C: La mayoría de las chicas, que son extranjeras, ya se han venido a vivir acá a Venado Tuerto. Trajeron a sus hijos. Están alquilando. Han traído a sus chicos. Están radicadas en Venado Tuerto. Mandan a sus hijos al colegio (ya están radicadas aquí). Chicas dominicanas, del Paraguay; todas tienen su vida normal durante el día y, ya te digo, de noche trabajan en un lugar íntimo para reservar su imagen y la imagen de sus hijos.

(*) Nota publicada a mediados del año pasado en la edición papel de PUEBLO Regional

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