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Trasplante y segunda oportunidad en Venado: nadar para sonreír, donar para dar vida

(Santiago Córdoba- Pablo T. Almena) Julián Gómez es venadense y hace días regresó de la ciudad de Mendoza, donde tuvo una participación destacada en una competencia de natación. Hace una vida que su esfuerzo es diario. A Julián le falta un riñón. Y el que tiene es el resultado de un transplante. El trasplante le dió una segunda oportunidad de vida. Y él se aferra a ella.
“El viernes tuve mi primera competencia que fue 100 metros croll y 100 metros pecho, donde quedé en primer lugar en ambas disciplinas, y, el sábado tuve las otras dos competencias que eran las de 50 metros libres y 50 metros pecho, en donde también quedé primero en ambas disciplinas con un buen tiempo dentro de todo. Bajé mis marcas que hace 2 meses atrás me llevaba más tiempo, y eso es un avance muy bueno”, comenta orgulloso.
Julián nació con una malformación congénita. La descubrieron a los 8 meses de su nacimiento. El tiempo agravó las cosas más aún. “Hasta mis 8 años estuve ‘estable’ con dieta estricta y medicación, pero a los 8 me dejó de funcionar el riñón y es ahí cuando ingreso a diálisis, junto con estudios y trámites que hicimos para estar en lista de espera”, cuenta. Dos años después, habría novedades. “A los 10 años, el día 27 de mayo de 2010, llega mi ángel donante y logro conseguir un riñón para mi trasplante”, agrega.

Su mamá es ama de casa. Su papá es docente. Él está estudiando abogacía y es uno de los pasantes en el Ministerio Público de la Acusación. No está en pareja, ni tiene hijos.
Sobre la experiencia vivida en Mendoza, Julián comparte: “era hermoso el lugar, el polideportivo muy lindo también. Se disfruta mucho estar con otras personas trasplantadas de distintos órganos. Yo en la habitación estuve con un chico de Chubut, uno de Buenos Aires y otro de Jujuy… Hay de todos los puntos del país y cada uno tiene experiencias diferentes. En estos juegos, se busca demostrar lo bien que hace la donación de órganos y el ver cómo se puede aprovechar esta segunda oportunidad de vida”. “Los lugares fueron hermosos, y lo mejor que me llevo es hacer amigos de gente que está en la misma situación que yo. Espero que se sigan haciendo y que se sigan sumando más deportistas trasplantados que es el objetivo de esto”, reflexiona.

Julián hace referencia una y otra vez a una “segunda oportunidad” de vivir. La vida es una sucesión de oportunidades que se desgranan. Se abren Y cierran. “Tuve miedo a morir. No por la enfermedad o el trasplante en sí, sino porque al año del trasplante yo tuve linfoma en hígado, vaso y pulmón; y tenía que hacer una especie de ‘quimio’. En ese momento estaba en Buenos Aires, y veía muchos chicos que tenían cáncer y al día ya no estaban… La realidad es que cuando uno es chico, se asocia la palabra «quimio» con la muerte. Ahí tuve miedo a morir”, cuenta con entereza de gran campeón.
Esperar suele ser difícil. No es para cualquiera ¿Pero, qué ocurre cuando lo que apremia es una cuestión de salud? ¿Y lo que esperas es aquello que determina si seguís o no vivo? Julián tiene algo para decir al respecto: “A la persona que esté esperando un trasplante le diría que tenga paciencia y que todo llega, que trate de no pensar, de distraerse, hacer actividad física. Estar bien de salud mientras sea posible. Rodearse de personas que se cuiden, etc. Todo en la vida llega y el trasplante es un cambio de vida”.

También quiere decirle algo a aquellos que están en duda sobre donar o no donar sus órganos, o los de sus seres queridos. “SI hay alguien que quiera comunicarse conmigo puede hablarme, puedo contarles mi caso y resolver dudas. Para alguien que está en duda si ser donante o no, yo lo que le diría es que trate de reflexionar un poco, porque es más probable que necesites un órgano a que puedas llegar a donar uno. Y me encantaría que las personas que están hoy en día en lista de espera, puedan tener una segunda oportunidad de vida al igual que la tuve yo, y, eso no es posible si no hay donantes. Si no hay donantes no hay trasplantes, y si no hay trasplantes no hay segunda oportunidad de vida».
Julián es inmenso. Humilde. Agradecido. Perseverante. Es nadador y quiere ser fiscal. “Quiero agradecer a la Municipalidad de Venado, que aportó lo necesario para que pueda viajar a Mendoza a competir. A la piscina Laprida que ayudó un montón, a mi equipo de trabajo, a mi familia, a la gente que compartió y donó el dinero que necesitaba, y también a mi grupo de natación que se bancan los entrenamientos conmigo”, concluye.

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