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Un tren fantasma para hacer peronista a Macri

macri actoEn busca de sumar votos peronistas, el candidato de Cambiemos habló de “defender las banderas de la justicia social y la unidad nacional” y hasta prometió “pobreza cero”. Uno de los oradores le reclamó por la situación del Hospital Garrahan.

Un monumento de bronce de cinco metros, una tarde a pleno sol y la plana mayor del sindicalismo opositor intentaron inyectarle algo de peronismo a la campaña electoral del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Diputados, funcionarios y dirigentes territoriales del PRO cantaron la marcha con los dedos en V, bailaron al ritmo del bombo de Tula y aplaudieron cuando se descorrió la tela negra que cubría la primera estatua en homenaje a Juan Perón de la ciudad de Buenos Aires. “Quiero convocar a los peronistas a defender las banderas de la justicia social y la unidad nacional”, exclamó Macri desde el escenario, en el que estuvo acompañado por el ex presidente Eduardo Duhalde, el líder de la CGT disidente Hugo Moyano, el secretario general de las 62 Organizaciones Peronistas, Gerónimo Venegas, y el vicepresidente de la Legislatura porteña, Cristian Ritondo, entre otros.

“Además de ser una linda tarde peronista, es una linda tarde PRO también”, bromeó Macri, subido al escenario que miraba a la Avenida Paseo Colón, de espaldas al edificio de la Aduana. Después del baño de peronismo que recibió de sus aliados, que al tomar la palabra lo compararon con Perón en más de una oportunidad, el candidato presidencial de Cambiemos ofreció promesas al tono: “Pobreza cero, ingreso ciudadano universal, cloacas y agua potable para todos”. También reivindicó el abrazo entre el jefe del justicialismo y Ricardo Balbín (“en mi casa se lloró la muerte de ese hombre que venía a reconciliar a los argentinos”, dijo) y llamó a “terminar con la confrontación a la que nos han sometido en estos últimos años”.

Como impulsor y anfitrión del acto, Ritondo se encargó de inaugurar la ronda de discursos. Presentó a Eduardo Duhalde como “el presidente del incendio, que se hizo cargo del país cuando nadie quería agarrar ni un ministerio”; al Momo Venegas lo definió como “un compañero que se puso la camiseta hace tiempo”; y a Hugo Moyano como “mi presidente, pero de Independiente”. Exultante, Ritondo aseguró que “las políticas que llevó adelante Perón hace 70 años las va a llevar adelante Macri cuando sea presidente, y yo voy a trabajar para eso”.

El escenario lo completaban la histórica militante Nélida de Miguel, quien fue colaboradora de Eva Perón; la candidata a gobernadora bonaerense de Cambiemos, María Eugenia Vidal; el jefe de Gobierno porteño electo, Horacio Rodríguez Larreta; el senador Diego Santilli; y el “lilito” Maxi Ferraro. El senador Carlos Reutemann los miraba desde primera fila, cerca del ex jefe de la SIDE Miguel Angel Toma. El misionero Ramón Puerta, por su parte, mandó “un abrazo peronista” por carta.

La ausencia de la candidata a vicepresidenta de Cambiemos, Gabriela Michetti, fue resaltada por De Miguel, acompañada por una reivindicación de género. “Me llama la atención que no se la nombró a Michetti”, dijo, “cuando las mujeres somos el puntal del país”. La histórica dirigente peronista generó el momento incómodo de la tarde cuando le reclamó a Macri que “resuelva la situación del Hospital Garrahan, donde no llegan las cosas”. “No sé cómo llamarlo, si compañero, señor o presidente”, dijo luego, dirigiéndose al líder del PRO, lo que despertó uno de los aplausos más prolongados del acto.

El más efusivo entre los discursos fue el de Venegas. “Tengo el corazón hinchado de peronismo”, exclamó, y pidió el voto para Macri. “No es que nosotros nos hayamos hecho del PRO –remarcó–, sino que Mauricio se hizo peronista y está ejerciendo su peronismo con voluntad de hierro.” A pesar de las palabras encendidas que se escucharon, la estética arriba del escenario respetaba la línea PRO. Los dirigentes se pasaban un micrófono inalámbrico.

Macri culminó su discurso cerca de las seis de la tarde, tras lo cual el monumento fue descubierto y formalmente inaugurado. Mientras Hugo del Carril hijo entonaba la marcha, los presentes pudieron observar a un Perón de bronce de cinco metros y dos toneladas y media de peso, que saluda con los brazos abiertos como lo hacía cada vez que se asomaba al balcón de la Casa Rosada. La obra fue emplazada sobre un pedestal de cemento, y se accede a ella tras subir tres escalones, que representan los primeros tres gobiernos peronistas. Hasta ayer, la plaza donde fue colocado llevaba el nombre del presidente del “fraude patriótico”, Agustín Justo. Por eso, otro de los motivos de festejo fue que la Legislatura aprobara ayer rebautizarla como Juan Domingo Perón.

El salón VIP

Detrás del escenario, una carpa blanca hacía de salón VIP, adonde se dirigían los principales invitados a medida que llegaban, custodiados por un cordón de seguridad en el que se mezclaban camioneros y personal de la Legislatura porteña. Reunidos adentro, Duhalde, Venegas, Reutemann y Moyano compartieron masitas y gaseosas a la espera de Macri y la cúpula del PRO, que llegó sobre la hora y se fue apenas cerró el acto.

Duhalde había anticipado, ayer a la mañana, que no votará por Macri: “Es cerrado como culo de botella”, dijo, y confesó que se debate entre votar a Scioli o a Massa. En un ballottage Scioli-Macri, dijo que es “indudable” que se inclinará por el gobernador.

Moyano, que llegó acompañado por Ritondo, comentó que el encuentro sirvió “para hablar de fútbol”. El clima de amistad entre los presentes lo definió el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro. “Vengo a visitar a varios amigos, especialmente a Venegas”, dijo. Cerca del VIP se lo vio al presidente de la DAIA, Julio Schlosser, quién rehuyó a la pregunta de si estaba presente para apoyar la candidatura de Macri. “Lo importante es erigir un monumento a quien fue un dirigente muy importante de la historia argentina”, se limitó a responder.

Las primeras filas estuvieron reservadas para embajadores y representantes diplomáticos de varios países, sobre todo europeos, a quienes la organización regaló un libro y un CD con la entrevista de Tomás Eloy Martínez a Perón en Puerta de Hierro. Más atrás, se sentaron los ministros porteños de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín; de Derechos Humanos, Claudio Avruj; y de Hacienda, Néstor Grindetti. “En el PRO tenemos la suerte de convivir peronistas, radicales y militantes sin identificación ideológica, lo que nos diferencia del resto”, dijo Grindetti. “Pero de todos, el más peronista entre nosotros es Diego Santilli”, afirmó. Cerca suyo se ubicaba el histórico dirigente de la UOM Roberto “Tano” Monteverde, para quien Macri “lejos de ser un liberal, como dicen muchos, es quien hoy está inaugurando el primer monumento a Perón en esta ciudad”.

El público

Si bien desde la organización estimaron una concurrencia de “siete mil peronistas”, las columnas de la Uatre y Camioneros, bastante flacas, no llegaron a colmar la plaza. Cerca de las cinco de la tarde, minutos antes de que comenzara el acto, quedaban sin cubrir grandes espacios a ambos extremos del escenario, donde se concentraron los sindicatos y el público no encuadrado. Los camioneros llegaron por Azopardo, bordeando la plaza por Moreno, y se colocaron a la izquierda del escenario, mientras que las integrantes de las 62 Organizaciones se ubicaron sobre la Avenida Belgrano. “No vinimos a otra cosa que no sea festejar a Perón. Todos se dicen peronistas, pero dudo que alguno lo sea, ni la Presidenta ni Macri”, se despachó Cristian, uno de los encolumnados con Moyano. Ante la pregunta de este diario, Eduardo, del sindicato Urgara, aseguró que no piensa votar a Macri. “Esto es un frente electoral”, opinó sobre las razones del acto. La desconcentración fue lenta y calma, cuando el sol comenzaba a bajar. Sobre Belgrano, mezclada entre la gente que regresaba, Elsa, que vendía remeras y vinos “El Justicialista”, se quejaba porque “vinieron los inspectores de ciudad y nos echaron a los heladeros y a los que vendían choripanes”.

Informe: Matías Ferrari. Página 12

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