(PR/RocíoGuzmán) Lilian Diaz ingresó al mundo de la mecánica porque no se sentía cómoda en su antiguo trabajo. Hoy hace 8 años que ella se dedica a la reparación y restauración de motocicletas en el taller de su esposo ubicado en Ruta 8 km 374,5.
El padre de Lilian es chapista, por lo que desde muy chica estuvo en contacto con los motores. De adolescente por medio de amigos que corrían kartings y motos, se siguió involucrando e incluso, según cuenta la misma Lilian, siempre coleccionó revistas de autos. «La parte del motor siempre me llamó la atención», añade.
«Cuando no estaba en el trabajo venía a ayudar a mi marido. Un día necesitaban una mano y me animé. Con el paso del tiempo fui derribando miedos o la vergüenza que tenía de que viniera algún cliente y me viera trabajando acá», expresa.
Lilian destaca que su pareja la ayudó muchísimo, instruyendo y animándola. «Los hombres con los que trabajé y trabajo, afortunadamente, piensan que el taller no tiene que tener un género, que es solo un taller de motos. Y yo sentía que este era mi destino, porque siempre perfile para este lado. Mi entorno sabía que me gustaba”.
En la actualidad Lilian, aporta un gran trabajo en el taller de motos, «hago todo lo que haga falta, armar o desarmar motores, carburación, preparar piezas, chapería, services y lo que más me gusta: la restauración».
Además, tiene una página de facebook donde publica tips para cuidar la moto siendo principiante, consejos sobre seguridad vial y el trabajo diario: Lilian Diaz – Experiencias de Taller.