domingo 27 abril 2025
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Una perra abandonada que quiere volver a su hogar «ella no va a preguntarte por qué la dejaron, solo moverá la cola y será feliz un rato, antes de irse»

(PR/GiulianaGhignone) Natalia Jaureghizahar es una venadense con una sensibilidad que le permite detenerse a observar la realidad que nos rodea para ponerla en palabras de una manera muy particular.

En esta oportunidad, a través de sus redes, nos puso a todos a reflexionar sobre “nuestros viejos” nada más y nada menos contando la historia de una perra que pasa sus últimos días en el dispensario, abandonada pese a su deteriorado estado por ya no “ser más una fuente de ingresos”.

 

Análisis de una sociedad en estado terminal

¿Qué se puede decir de una sociedad que abandona a sus viejos a su suerte, justo en el momento que más ayuda necesita? Tal vez sea hora de hacer un crudo análisis de esta enfermedad que llevó a una sociedad a agonizar de valores.

Vieja, llena de tumores, dolorida y asustada. Así encontraron a esta ancianita en el Parque Industrial de Venado Tuerto. Tuvo familia. No hay dudas. Es una perra de criadero, con tatuaje en su oreja (su tatuaje termina en 301S, puede ser de acá o venir de algún pueblo cercano).

Seguramente parió camada tras camada hasta quedar rota y gastada. No sería extraño que esos cachorros hayan dado una buena ganancia a sus dueños, ya que el pedigree se paga. Este es quizá el primer síntoma de la enfermedad que me atrevo a comparar con un cáncer en el alma: cuando por dinero no se tienen las previsiones necesarias para que esa madre no termine enferma y gastada.

Seguramente al final de sus días, dejó de ser una fuente de ingresos y pasó a ser un gasto y una molestia. En ese momento, en vez de agradecer, curar o por lo menos contener al pobre animal sufriente, decidieron descartarlo como si se tratara de basura. Cómo si sus tetas llenas de tumores lastimados no le dolieran al punto de impedirle caminar.

Está en el dispensario, está lo más cuidada que se puede, pero extraña.

Busca a sus humanos, no quiere estar en un lugar desconocido, no queremos que muera solita, lejos de sus humanos. Ella no sabe de maldad, no entiende por qué está ahí. No va a juzgar a nadie, no va a hacer ningún reproche, ningún reclamo. Ella merece dormir para siempre en su casa, con sus ruidos y olores conocidos, oyendo las voces que oyó toda su vida.

Si la conocés, si conoces a su familia, pedile que reflexione. Que no la deje morir así. Ella no va a preguntar por qué la dejaron, solo moverá su cola y será feliz un rato, antes de irse.

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