(PR/Norma Migueles) La semana pasada en audiencia celebrada en los Tribunales de Venado Tuerto, la defensa a cargo de José Marchisio solicitó una revisión de la prisión preventiva de un detenido por abuso sexual en perjuicio de la hija menor de su pareja, ya que la mujer del detenido había iniciado una demanda por alimentos a los abuelos de sus hijos, en consecuencia, el defensor pidió la libertad con tutores para que pueda trabajar o en su defecto pernoctar en la comisaría y trabajar durante el día.
La solicitud contó con la negativa de la fiscal Mayra Vuletic, quien ya presentó en el mes de mayo pasado la acusación, recordó que el imputado mostró una conducta de amedrentamiento a la familia paterna y la propia víctima.
La jueza Paula Borello, indicó que el tema de los alimentos debía tratarse en el Juzgado de Familia, y consideró que el imputado debía seguir privado de su libertad, “hasta ahora la carga recayó en la víctima, ella tuvo que irse de su ciudad, tuvo que dejar sus hermanos y sus amigos, tuvo que cambiar de colegio, es tiempo de que protejamos los derechos de ella”, subrayó la magistrada.
Los hechos
En 2022, una niña de 14 años tras una fuerte disputa con su madre con quien vivía en Venado Tuerto con su padrastro y dos hermanos, se fue a vivir con su padre a quien hacía años que no veía, al parecer impedido por una conflictiva relación con la madre.
A él le confió el calvario que vivió durante seis o siete años, abusada por su padrastro, quien comenzó a su corta edad con tocamientos, siguieron abusos ultrajantes y llegó al punto de llegar a intentar violarla, situación que no ocurrió porque volvió la madre de la calle. Sin embargo, la mujer nunca vio que la alertara, al punto que descreyó de su hija cuando le dijo que su pareja la manoseaba”.
La familia paterna la acompañó e hicieron la denuncia, la respuesta fueron amenazas, agresiones al padre de la niña y amenazas telefónicas a ella, para que levante la denuncia. Luego el perpetrador fue detenido y se ordenó la prisión preventiva.
Mientras tanto la chica sigue viviendo en otra localidad, va regularmente a una psicóloga, extraña su escuela, sus compañeros, sus hermanitos pequeños, pero es el lugar donde está segura.
La oscuridad
El abuso sexual de niños y niñas se convierte en un círculo viscoso oscuro y limitado, donde impera el miedo, la humillación y la impotencia de no poder salir del mismo, porque en muchos casos los oídos y ojos que deberían cuidar a la víctima se cierran y la abandonan.
Estos sentimientos obligan a niños y niñas abusados a guardar silencio y sufrir en soledad el calvario, hasta que por alguna circunstancia el círculo viscoso se puede romper y empiezan a hablar, lo que no significa que la herida cierre o el olvido borre los recuerdos.
