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Venado Tuerto: Paso a paso cómo se formaron y cómo operan las dos bandas narcos que se disputan la ciudad

La Fiscalía Federal de Venado Tuerto considera que a partir de los 13 allanamientos realizados el domingo por la mañana por intermedio de la Policía Federal, terminaron por desbaratar a la banda dedicada al narcotráfico que lideraba Nahuel Novelino desde la cárcel de Resistencia. Además de encontrar elementos concluyentes para el procesamiento de los nueve detenidos (en total son doce los imputados) le asestaron un golpe muy fuerte a la economía de esta organización delictiva.

En un artículo del periodista Juan Miserere (Venado 24) se traza una breve semblanza de los protagonistas de esta historia, con detalles de cómo funcionan las bandas en Venado Tuerto, cómo se forjaron los vínculos, y las múltiples actuaciones judiciales que los acompañan pese a su corta edad.

Según relata el periodista Juan Miserere, la investigación se nutrió en gran parte de una denuncia anónima que ingresó en la Fiscalía Federal el pasado 8 de junio, advirtiendo sobre un atentado que posteriormente se concretó en la sede del Ministerio Público de la Acusación. Esa nota se presume que fue enviada desde el entorno de Maximiliano Ríos, conocido como el “Wacho Maxi”, antiguo aliado de Novelino y enfrentado en el último tiempo, quien se encuentra alojado en la cárcel de Piñero.

Ese enfrentamiento entre las bandas fue el que derivó en una serie de balaceras contra el frente de domicilios y contra algunas personas que resultaron heridas, en claros mensajes intimidatorios. Si bien esta nueva situación enciende señales de alerta, desde el ámbito de la Justicia Federal entienden que las dos organizaciones “se quedaron sin gente” y que no habría motivos para temer una nueva escalada de violencia.

El golpe a la economía de la banda liderada por Novelino se dio con el secuestro de más de un millón de pesos que trasladaba un remisero hacia la ciudad de Rosario, presuntamente para el pago a un proveedor de droga. Si bien el jefe de la organización intentó obtener un boleto de compra venta de un inmueble con fecha anterior al secuestro del dinero, para poder justificar el origen, no llegó a concretarlo.

Además se secuestró más de un kilo de marihuana y casi medio kilo de cocaína, dinero en efectivo por una suma que ronda los 300 mil pesos, vehículos y armas de fuego.

Este es el tercer procesamiento en un lapso de ocho meses que el Juzgado Federal le realiza a Nahuel Novelino, en todos los casos dirigiendo la organización desde la cárcel: primero desde Piñero y luego en Chaco. En este caso la Fiscalía Federal a cargo de Javier Arzubi Calvo pidió el allanamiento y la declaración indagatoria del acusado como jefe de asociación ilícita, incluyendo la venta de drogas y robos y amenazas que efectuó su banda.

El negocio

“La banda de Nahuel Novelino hoy está completamente desarmada, pero quedó demostrado que tiene una gran capacidad de reorganizarse”, destacó Arzubi Calvo en entrevista con Venado 24. Sin embargo, desde la Justicia entienden que cada vez tiene más dificultades para hacerlo: no es lo mismo reunir fuerzas desde Piñero, donde puede recibir visitas de manera frecuente y donde los controles son más livianos, que lograrlo desde la cárcel federal de Resistencia. Si bien en estos últimos meses lo hizo (incluso enfrentado con su exladero “Wacho Maxi”), este golpe reciente lo dejó muy debilitado.

De la causa judicial, donde constan varias escuchas telefónicas y a partir del material recabado en los distintos allanamientos, se observa que Nahuel Novelino maneja el negocio del narcotráfico con inteligencia. Llevaba la contabilidad desde su celda con gran precisión, como quedó demostrado en los cuadernos que se le encontraron, controlando los gastos de cada uno de los integrantes de la organización.

Otro dato: en los tiroteos que se hicieron en viviendas, sus órdenes fueron muy claras de que se cuiden de no matar a nadie. Eran sólo intimidaciones. Eso sí, en todas las escuchas nunca mencionó un nombre particular ni una calle de Venado Tuerto.

Dentro de la cadena de comercialización de la droga, Novelino podría ser catalogado como “mayorista”. Su organización traía volúmenes importantes desde el Gran Rosario y luego le vendía a quienes se encargaban de fraccionar y comercializar (por caso, de a 50 gramos). No se dedicaba al narcomenudeo, pero sí utilizaba su poder para captar a los dealers ya instalados y obligarlos a que le compren a él.

“En estos allanamientos realizados el domingo obtuvimos pruebas contundentes por las escuchas y además se encontró una cantidad muy importante de estupefaciente para lo que son los operativos en la región: más de un kilo de marihuana y casi medio kilo de cocaína”, destacó el fiscal Arzubi Calvo.

Novelino

Nahuel Novelino, que se desempeñaba como albañil igual que su padre, empezó a ser frecuente en las noticias policiales por distintos hechos de robo. En mayo de 2018 terminó siendo condenado en un juicio abreviado por el juez Leandro Martín a cuatro años de prisión de cumplimiento efectivo como coautor de robo calificado por el uso de arma de fuego, autor de encubrimiento y partícipe secundario de robo calificado. Esa pena se unificó con una previa dictada por la jueza Silvina Marinucci del año 2015 (un año y medio) y otra posterior del juez Benjamín Révori (tres años), fijándose una condena total de 8 años y 6 meses de prisión de cumplimiento efectivo, que vencería en noviembre de 2023.

Sin embargo, Novelino (que hoy tiene 29 años) tuvo posteriormente una condena en el Tribunal Federal de Rosario de dos años por una causa de drogas, que se suma a la que obtuvo por la Justicia Provincial. Allí también fue condenada su pareja del momento, quien cumple prisión domiciliaria por estar a cargo del hijo.

De las últimas causas iniciadas por el Juzgado Federal de Venado Tuerto, la primera de ellas (que data de septiembre del año pasado) la Cámara confirmó los procesamientos la semana pasada, de manera que el fiscal Arzubi Calvo espera poder elevarla a juicio antes de fin de año.

Ríos

Cuando Novelino empezó a organizar el negocio de la venta de drogas desde la cárcel de Piñero, tuvo en Maximiliano Ríos (que ya estaba alojado en el mismo lugar) uno de sus principales laderos. Pero ya se conocían de antes: en una de las causas por robo por la que fue condenado Novelino, perpetrado a una joyería de calle Mitre en diciembre de 2015, el “Wacho Maxi” aparece en las escuchas de la investigación como el responsable de vender las piezas de oro que fueron parte del botín.

Maximiliano Ríos es más chico, tiene 23 años, y ya acumula dos causas federales: está incluido en la de septiembre del año pasado que involucró a Novelino (entonces trabajaban juntos) y en otra de abril de este año. “La banda está desarticulada desde ese momento, cuando se hicieron los allanamientos. Ahí quedaron siete detenidos, entre los vendedores locales y los proveedores de Granadero Baigorria”, puntualizó Arzubi Calvo.

La Fiscalía pidió el traslado de “Wacho Maxi” a una cárcel federal, pero todavía no se concretó. Una de las complicaciones es que el joven tiene una discapacidad (sufrió la amputación de una pierna) y se deben garantizar ciertas condiciones para su alojamiento.

Ríos también fue condenado en un juicio abreviado por la Justicia provincial, a través del juez Leandro Martín. En octubre de 2017 se lo encontró culpable de tenencia ilegítima de arma de fuego de guerra, recibiendo una condena de dos años y dos meses, que se sumaron a una previa de dos años y nueve meses de cumplimiento condicional. Así, la pena acumulada fue de cuatro años y 11 meses, concluyendo en julio del año que viene. Claro que ahora se le suman las causas federales por las que ya tiene dictada la prisión preventiva.

Luego de distanciarse de Novelino, Wacho Maxi montó su propio negocio de venta de drogas en Venado Tuerto y la región, pero algunas cuentas pendientes terminaron con los ya conocidos enfrentamientos entre las bandas, incluido el ya célebre video con amenazas, donde en un audio presuntamente grabado por Novelino y filmado por sus laderos le advierte a su adversario sobre una escalada de violencia. Afortunadamente, hoy esa posibilidad aparece más lejana.

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