Hoy el diario El Informe publica una nota resumen de una del diario La Nación (cuánto no) en la que un ex montonero arrepentido justifica, o trata de hacerlo, la teoría de los dos demonios durante la última dictadura militar. Un planteo similar hace en otra página de El Informe el columnista oficial Pablo Miquet. Dos comentarios sobre tan decadentes y retrogrados documentos periodísticos: por un lado, es racional que La Nación trate de justificar su colaboracionismo con la junta militar, más difícil es comprender la posición de El Informe, y segundo, recordar que sean 10 mil o 30 mil los desaparecidos argentinos, no hay que olvidar que una mínima porción de esas personas tuvieron alguna vez en su vida un arma en las manos. La mayoría sólo militó, trabajó en las villas (como ahora se ufanan lo hacía Bergoglio), o simplemente conocían a alguien que era pariente de otro, que alguna vez conoció a un supuesto guerrillero. Es verdaderamente lamentable y denigrante que como sociedad comencemos a caminar en reversa. Miles de muertos, desaparecidos, torturados, niños secuestrados que todavía no conocen su verdadera identidad, son la prueba más clara del atroz genocidio cometido por la dictadura militar, más allá que La Nación y Pablo Miquet sientan la necesidad de seguir defendiendo a los protagonistas de una de las páginas más sangrientas de la historia nacional. En estos momentos vale la pena preguntarse con qué fin La Nación vuelve a hacer apología del militarismo.
