Hace una semana, en Roma, se realizó el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares que reunió a representantes de organizaciones de todo el mundo, para discutir las diferentes coyunturas que se atraviesan, debatir alternativas políticas genuinas al sistema político y económico que impera globalmente y que se muestra en franca decadencia, llevando ruina, extrema pobreza, miseria y depredación, a todos los rincones del planeta, generando desigualdades escalofriantes e insostenibles. Para el cierre del Encuentro se produjo una reunión de los militantes con el Papa Francisco.
La diputada nacional Lucila De Ponti, integrante del Movimiento Evita y referente de la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), fue una de las que conformó la delegación de la Argentina. “Fue realmente muy emocionante. Como viene siendo normal, nos pronunció un discurso que reconoce y reivindica el trabajo de organización, territorial y reivindicativo que se viene llevando a cabo, y por otro, nos insta a trabajar por un sistema económico, político y social distinto a este, que incluya y construya un camino de inclusión de derecho, haciendo mucho énfasis en las características excluyentes, depredadoras e insostenibles del actual capitalismo financiero”, cuenta.
En el marco del encuentro, las organizaciones pudieron tener de primera mano la lectura que Francisco viene realizando y exponiendo en discursos, encíclicas y entrevistas, sobre el rol del capitalismo, las consecuencias del extractivismo en su dimensión estructural, vinculada al modo de producción y distribución de riquezas, pero también en la generación de vínculos personales, la mercantilización de la vida y el deterioro del trabajo y las condiciones de existencia. Ante el triunfo del magnate Donald Trump -famoso por su misoginia, su racismo y su neoliberalismo despiadado- en los Estados Unidos, en unas elecciones cuya adversaria era Hillary Clinton, responsable del sostenimiento del plan intervencionista que se desarrolló la última década, exponen un panorama que se vuelve cada vez más oscuro y desconcertante.
“Lo que Francisco propone interpelar un sistema en el cual lo central es la mercancía y las ganancias, y no el ser humano. Esas desigualdades se ven en todos los niveles, es la dictadura del dios dinero, como él lo llama. Lo más peligroso es que una persona que hace declaraciones con ese desprecio hacia las mujeres, los musulmanes, los latinos, que diga las cosas que se permite decir, tenga el consenso de una gran parte de la población estadounidense. Lo que nos tenemos que cuestionar es en qué mundo vivimos y en qué mundo queremos vivir”, detalla De Ponti.
Desde hace varios meses De Ponti es una de las legisladoras que viene trabajando en el proyecto de declaración de Emergencia Social, que habilitaría al Estado a articular diferentes mecanismos que permitan paliar la situación de crisis alarmante que atraviesan amplios sectores de la sociedades, hundidos en la máxima vulnerabilidad. La ley obtuvo dictamen de comisión en el Senado, por lo que se espera su pronta discusión y aprobación. El 18 de noviembre, las organizaciones de la economía popular, junto con la CGT, preparan una masiva movilización donde uno de los reclamos principales será la puesta en vigencia de la ley.
“A raíz de la movilización de San Cayetano, donde muchísimas organizaciones sociales y movimientos populares marchamos para pedir que se ponga sobre la mesa el debate en relación a los sectores más desprotegidos. Para eso elaboramos la ley de Emergencia Social que genera herramientas para que se puedan atender estas situaciones, que incluye el Salario Universal Complementario, que en la reunión con el Papa se sumó este punto, que tiene que ver con reconocer la categoría de trabajador a los que están en el marco de informalidad o un grado de precarización”, finaliza.
