Las inundaciones del último fin de semana en Chovet afectaron a casi el 50 por ciento del casco urbano. Uno de los lugares que soportó más ingreso de agua fue la curva en el acceso de la localidad, donde el nivel superó el metro y medio dentro de las viviendas del sector.
Entre las edificaciones afectadas, está la empresa Bradas SRL, dedicada a la fabricación de caños metálicos, que en el peor momento del temporal había quedado totalmente inundada.
“La situación es desesperante. Tenemos en la empresa un metro y medio de agua adentro, hemos perdido todo lo que es maquinaria, mobiliario, computadoras, todo, es un desastre”, se lamentó Aníbal de Vicenzo, uno de los propietarios de la firma.
El empresario recordó que el año pasado también estuvieron inundados, aunque el nivel de anegamiento fue la quinta parte de lo ocurrido este fin de semana, con 20 centímetros de agua dentro del edificio.
“Se pidieron obras, pero se pasan la pelota de Hidráulica a Vialidad, de Vialidad a Hidráulica, y los trabajos no se hacen. El acceso a Chovet es una represa para el pueblo, hoy tenemos entre un lado y el otro de la ruta unos 80 centímetros de desnivel de agua. Ahora tendrían que estar Vialidad, Hidráulica, tendrían que estar todos interiorizados de lo que pasa, porque el desastre hay que verlo cuando está la inundación, cuando está seco no se ve más nada”, remarcó De Vicenzo.
Durante el fin de semana, para facilitar el escurrimiento de las aguas se tuvo que cortar la ruta de acceso y poner una alcantarilla, pese a lo cual la inundación llegó a su pico máximo en la noche del domingo.
Bradas SRL comenzó a trabajar en el año 1977, y tras el cambio de firma en la actualidad cuenta con cerca de 40 empleados, y en los últimos tiempos había incorporado maquinaria nueva que ahora quedó bajo el agua.
“Las máquinas están al ras del piso, y no tienen más de un metro, un metro y medio de altura, con lo cual si hoy entramos al galpón sólo se ve agua. En total tenemos diez máquinas de hacer caños, además de todo el resto del equipo para hacer bridas, tornería, sinfines, todo el stock de materia prima, todos los productos terminados. Todo eso está bajo el agua, es un desastre”, contó De Vicenzo con una mezcla de bronca e impotencia.
Tras un largo rosario de quejas contra la burocracia estatal por las demoras en tomar decisiones trascendentes para evitar que el pueblo se inunde, el entrevistado volvió a la realidad de su empresa: “Ahora viene el después. Cuando empiece a bajar el agua veremos todos los desastres que quedaron y en diez días supongo que podremos volver a trabajar. Los empleados, algunos lloraban cuando veían como se había inundado la fábrica”.
Para terminar el empresario reiteró su reclamo a las autoridades: “Yo quisiera que en estos momentos vinieran a recorrer, que con un helicóptero miren la cantidad de agua que viene de los campos, que nunca antes vino. Recién hace un año comenzó a entrar toda esta agua de los campos de arriba, y todos sabemos que hay canales clandestinos. Antes eso no se hacía porque les cobraban multas, o porque se vigilaba más, pero hoy es un ‘viva la pepa’. Hoy, en caliente, te dan ganas de agarrar la retroexcavadora y romper la ruta, porque el domingo se inundó otro barrio más, pero para resolver estas cuestiones están los funcionarios, y nosotros estamos para producir. Si cada uno hiciera lo que le corresponde estas cosas no tendrían que ocurrir”.
