Por Mariano Piersimone
(PR) Los años de vida institucional del Centro Recreativo Unión y Cultura siguieron avanzando hasta llegar al “glorioso” 1986, cuando Argentina ganó su segunda Copa del Mundo de la FIFA y este es el puntapié de Mariano Piersimone para seguir contando la historia del “Celeste” de Murphy a través de las páginas de Pueblo Regional.
Diego Armando Maradona, con su célebre hazaña en el Mundial de México ‘86, dejó una imagen inolvidable: un niño en cuerpo de gigante alzando la Copa del Mundo, reflejo del sacrificio, el esfuerzo y la certeza de que los sueños pueden lograrse. Esa misma filosofía resuena en los avances y logros deportivos e institucionales que marcaron una época en nuestra comunidad, donde el deporte y la dedicación construyeron una identidad única.
El crecimiento del tenis y el paddle: un legado en construcción
El tenis comenzó a ganar protagonismo en 1986 gracias a un grupo de entusiastas que formalizaron la disciplina, instalando una subcomisión dentro de la institución. Las primeras prácticas se llevaban a cabo en un espacio improvisado, pero la pasión de los jugadores impulsó la transformación. En 1989, se construyó la primera cancha de polvo de ladrillo, equipada con luces y alambrado, logrando un punto de encuentro para aficionados de todas las edades.
De la mano del furor por los deportes de raqueta, entre 1991 y 1992, se construyeron dos canchas de paddle, respondiendo a una creciente demanda. Este nuevo espacio se techó poco después, permitiendo su uso, incluso, en climas adversos.
El vóley: saltando alto hacia la historia
El vóley también encontró su lugar en Unión y Cultura, destacándose como uno de los clubes fundadores de la Liga de Vóleibol del Suroeste Santafesino (AVSOS). Representar a la región en torneos interprovinciales fue un logro significativo, fruto del esfuerzo y la pasión de jugadores y seguidores.
Básquet: la semilla del futuro
En 1989, el club apostó por el básquet creando una escuela para divisiones infantiles y juveniles, impulsada por el entusiasmo de las familias y el apoyo institucional. Aunque las categorías mayores sólo participaron en amistosos, los equipos menores dejaron su huella en la Liga Venadense de Básquetbol.
Fútbol: el orgullo celeste
El fútbol vivió años de transformación. En 1987, el equipo de Primera División conquistó la Copa de Oro, marcando un hito para el club. Este logro inició un proceso de renovación, integrando jugadores surgidos de la cantera local. Para las temporadas 1989/90, las categorías mayores estaban compuestas íntegramente por talentos del pueblo, consolidando la identidad “Celeste”.
Mejoras edilicias: infraestructura al servicio de la comunidad
El crecimiento deportivo fue acompañado por avances edilicios. Se ampliaron y modernizaron espacios como la sede y el campo de deportes. En 1992, se inauguró “La Aldea”, un bar que se convirtió en punto de encuentro social, gracias al trabajo conjunto de jóvenes, la Comisión de Damas y la directiva.
Subcomisión de Damas: líderes en acción
Un capítulo destacado lo protagonizó la Subcomisión de Damas, fundada en 1991. Este grupo de mujeres aportó dedicación y visión, organizando eventos, embelleciendo espacios y gestionando el servicio de catering del club. Su labor marcó un antes y un después en la historia institucional.
Un legado en movimiento
Así como Maradona estiró las redes de los sueños en el fútbol mundial, nuestra institución ha tejido una trama de esfuerzos colectivos, pasión deportiva y compromiso social. Este viaje, lleno de desafíos y logros, demuestra que el verdadero triunfo no sólo está en la meta, sino en el camino compartido para alcanzarla.
