Uno de los grandes sacudones económicos de las últimas semanas fue el imparable aumento del precio de la carne vacuna. Distintas razones se dieron desde los sectores involucrados en la cadena cárnica, pero lo cierto es que hoy por hoy el kilo de asado, el corte más preciado y cada vez más inalcanzable para los argentinos, superó la barrera de los 300 pesos.
“La carne aumentó más de un 40 por ciento en los últimos 40 días y todo hace presumir que va a seguir aumentando”, se lamentó el propietario de la cadena de Carnicerías Tate.
Sobre los distintos motivos esgrimidos para justificar los aumentos desmesurados de precios, el empresario comentó que “es verdad que hay un poco de faltante de hacienda porque como el maíz aumentó terriblemente desde que se le sacaron las retenciones, al productor chico que podía tener algunas cabezas de ganado le dejó de ser rentable el negocio. El que tenía un feedlot chiquito desapareció y entonces esto termina siendo negocio para los grandes, el feedlotero que tiene 2 mil o 3 mil cabezas”.
Otro tema que juega en esta coyuntura, según Tate, “es la exportación libre y abierta. Con el dólar al precio actual la exportación juega a otra cosa. Al que tiene certificado de exportación no le conviene vender en el mercado interno. Con un dólar a 40 pesos nosotros no nos podemos sentar a esa mesa”.
A modo de ejemplo del ajuste de precios que hubo, Tate precisó que “hace 40 días valía 150 pesos el kilo de pulpa y ahora está a 300 y un poco más”.
En este punto comentó que en su carnicería trata de trasladar lo menos posible los aumentos a los cortes más baratos “porque la gente que los consume es la que menos puede y entonces tratamos de no golpearle tanto el bolsillo a esas personas”.
Pablo C. Salinas
