(PR-A.Acedo) Grupo Iraola, es una corporación de capitales nacionales en expansión, con operatoria internacional y un fuerte compromiso industrial. El grupo cuenta con seis pilares de negocio: la producción de autopartes y su comercialización, la producción y comercialización de motocicletas, el desarrollo de soluciones energéticas, el desarrollo de negocios vinculados con la actividad agropecuaria y la inversión en distintos bienes raíces en Argentina y otros países.
Tiene una planta de 14.000 m2 en Venado Tuerto para el armado y ensamble de motos y su posterior comercialización. En 2018 el grupo sumó la comercialización de motocicletas Kymco, Kawasaki y Mondial.
Este pujante grupo económico se inició hace 50 años como un emprendimiento familiar en Venado Tuerto, donde José Ismael Iraola comenzó a fabricar artesanalmente amortiguadores para automóviles en 1969.
Quizá su fundador no imaginó nunca que entre su plantel de trabajadores sumaría a varias mujeres en las plantas de producción, trabajos no tradicionales para su género, pero para los que se capacitaron adecuadamente. Algunas hace muchos años que se desempeñan en la empresa, otras hace algunos meses, pero en todas ellas se refleja un gran entusiasmo por lo que hacen.
Mujeres en la línea
Pueblo Regional visitó la planta de Corven Motors para hablar con algunas de estas empleadas y con Patricia Iraola, directora del grupo, y Miguel Vázquez, gerente de operaciones de la firma.
Patricia Egan tiene 36 años, un hijo y es jefa de hogar. Trabaja como operaria de despacho, manejando montacargas (cargando pedidos a los camiones) desde mayo de este año.
“Cuando llegué pensé que iba a ser complicado, con tantos hombres trabajando acá, pero no, todo lo contrario. Descubrí que es mucho más fácil trabajar con hombres que con mujeres, estoy más cómoda. Hay compañerismo. Es más el prejuicio que tiene uno cuando entra a trabajar en una fábrica donde la mayoría son hombres, que lo que pasa en la realidad”, opina Patricia.
Graciela Martínez tiene 54 años, cinco hijos, es viuda y jefa de hogar. Trabaja como operaria de teflonado de pistones en SACIF desde hace poco más de 15 años. “Cuando entré en la empresa estaba en empaque y conmigo lo hicieron 18 mujeres más, las fueron despidiendo o se fueron yendo y quedé yo sola de aquel grupo. Recién hace un año y medio que volvieron a tomar chicas, estuve yo sola durante casi 13 años”.
Graciela no tenía el secundario hecho y cuando se hizo el secundario en la empresa cursó primero, segundo y tercer año. Ahora le queda el desafío de terminar y tener su título de nivel medio. Se está haciendo en el Parque Industrial una nueva etapa del secundario y el año que viene Graciela tendrá su título seguramente. Es un ejemplo de desafío y superación.
Pueblo Regional- Pensás que hay mujeres que no presentan su CV porque piensan que este tipo de trabajo no es para ellas.
Graciela: Si, a veces me preguntan: ¿Cómo estás trabajando en una fábrica donde trabajan todos hombres? Y yo les digo que simplemente me tomaron, quedé y ahí estoy. Entonces me preguntan si hay posibilidad de entrar. Antes yo les decía que no, porque realmente no estaban empleando mujeres. Ahora sí. Está muy bueno que les den oportunidades a las mujeres también. Las chicas entran con entusiasmo, con ganas de trabajar.
Mujer y jefa
Graciela Larghi tiene 59 años, tres hijos y trabaja como jefa de Expedición de SACIF hace 5 años y 4 meses.
“Siempre estuve en Logística en otras empresas. Me gusta trabajar con un grupo humano de varones, en donde soy la única mujer, me encanta. A Todas nos hacen sentir muy cómodas como parte de una gran familia. Es lindo cuando compartimos anécdotas de familia y lo que nos pasa. A veces me cargan porque me dicen que lo único que me falta es ser parte del equipo de fútbol, los chicos de acá tienen su equipo y estaba la propuesta de ser arquera, pero ya no”, se ríe y continua: “Las mujeres tenemos otra forma de trabajar, otro orden, otras premisas. Nunca me faltaron el respeto, jamás pasé un mal momento, eso habla del buen ambiente de trabajo”.
Más adelante comenta: “Al ser jefa de área de logística, tengo ocho chicos jóvenes a mi cargo que me consultan para lo laboral y hasta lo no laboral. Con colegas y otros profesionales el mismo respeto. No nos hacen sentir diferentes. Prevalece la experiencia y las ganas y capacidades de cada uno. Trabajé, estudié, crié tres chicos que ahora tienen su propia familia. Hay un sacrificio de por medio, a veces como mamá no se puede estar acompañando en el jardín, en la escuela, en los actos escolares, pero viendo lo pasado hasta esta altura de la vida, es un orgullo. Me parece mentira todo lo que hice. Se puede hacer todo, trabajar, estudiar y tener hijos”, asegura Graciela.
Estabilidad laboral
Jackeline Roldán tiene 28 años, no tiene hijos y trabaja como operaria de abastecimiento de pequeñas piezas y bulonería a los puestos de ensamble en la línea de Kawasaki en CMA hace 3 meses. Roldán describe que en la línea donde se desempeña todo es manual, funciona bien gracias al compañerismo, el llevarse bien, hablarse bien. Desde el poco tiempo que está siempre estuvo cómoda. Ella se incorporó a la planta junto con un grupo de chicas y dice que a ninguna de ellas las hicieron sentir mal o diferentes por ser mujeres.
“Yo estaba buscando estabilidad laboral, vi que salió el anuncio de trabajo por una consultora, envié el CV, hice la entrevista y quedé. Cuando entré no era nada de lo que esperaba, fue mucho mejor. Siempre hay un grupo con el que tenés más afinidad que con otros. Pero nos llevamos bien con todos”, afirma. Lo asombroso de ella es que viene de una profesión poco o nada vinculada a la labor que hoy realiza: “Estudié Profesorado de Ciencias de la Educación, me recibí hace 2 años, estuve haciendo reemplazos y buscaba la estabilidad laboral. Lamentablemente para ser profesora primero haces reemplazos y así podés estar años hasta conseguir tus horas. Por suerte encontré la estabilidad acá, aunque no tuviera nada que ver con lo que había estudiado, me topé con un mundo distinto. De motos no sabía nada, pero soy muy curiosa, me está gustando mucho y todos los días aprendo algo nuevo”, concluye Jackeline.
Madres orgullosas
Patricia remarca que “las madres que elegimos trabajar, cuando volvemos a casa lo hacemos cansadas, agotadas, pero con el orgullo de hacer lo que nos gusta. Y las que tienen la necesidad de ser soporte único de su casa también vuelven renovadas. Nos permite una visión distinta, con tu compañero, con tus hijos, transmitirles lo bueno y lo malo que te pasó. Un día volvés contenta con un desafío cumplido, otro día con un obstáculo, pero te oxigena, te abre, te muestra otras perspectivas, te hace mostrarle a tus hijos un ejemplo de vida, más allá de los malabares que una haga creo que la suma es positiva”.
En este punto Patricia Iraola comenta que “cada experiencia de vida te enriquece. Como la de Jaqui, de pronto una persona que estaba enfocada a otra profesión como la de enseñar hoy está en un proceso productivo. En la vida hay espacios para enseñar y para aprender en todos lados y seguramente ella irá encontrando un lugar donde ese aprendizaje y esa vocación que trajo puedan realizarse en un ambiente completamente diferente. Esa riqueza que trae, más el lugar de trabajo actual, potencian sus capacidades. Hago hincapié en encontrar aquello que nos apasiona, lo pequeño que hace que nos brillen los ojos. Eso nos empodera no solo a las mujeres sino a todas las personas”.


