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Cristina y los dirigentes descartables

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La Presidenta comenzó a despedirse de Casa Rosada. Es una despedida a medias, porque a la vez que lo dice nos anuncia que “mientras haya algún argentino que todavía no haya conseguido trabajo, mientras haya alguna chica que todavía no tenga las posibilidades de elegir qué vida quiere, si estudiar, si trabajar, mientras haya alguien que todavía no le pueda dar a sus hijos la educación que se merecen, todavía estaremos en deuda y será necesario seguir trabajando, gobernando y conduciendo el país con energía, con convicción, con patriotismo y con mucho amor”.

Pero sus discursos del lunes pasado dejaron varios pasajes en los que se refería al futuro por venir, y la defensa que debe hacer el Pueblo de los derechos conquistados en esta década. Retomando el concepto de empoderamiento, que tanto le gusta, lo ejemplificó en la Asignación universal por Hijo. Y de allí el proyecto de ley enviado al Parlamento para lograr que la AUH, y las asignaciones Familiares y por Embarazo sean ajustadas automáticamente con el mismo índice que se emplea para actualizar dos veces al año los haberes jubilatorios, en los meses de marzo y setiembre. Empoderar, pero organizar el marco necesario para que no puedan quitarnos “las políticas públicas que benefician a las grandes mayorías populares”.

Es un modo de decir “hasta donde podamos”, hasta el 10 de diciembre. Es la fecha límite para tejer ese manto que nos permita defender luego con mejores armas en la mano la avanzada en políticas sociales que significó el kirchnerismo.

Pero otro pasaje que nos pareció sumamente interesante fue el dedicado a los precandidatos presidenciales, y a la clase política en general. Cristina hace rato viene explicitando un decálogo de conducción, como para reforzar las enseñanzas que ejercer la Presidencia de la Nación dejó en ella y Néstor. Y para que los compañeros que continúen la tarea estén atentos, y no confundan el camino.

“Si yo hiciera las cosas que ellos quieren, seguramente me verían linda, flaca, con el pelo divino… pero ojo, eh, por un tiempo nada más, porque cuando te utilizan, después te tiran y puedo dar algunos ejemplos de algunos que han servido a cosa y después, cuando pasa el tiempo, los tiran”; sentenció Cristina en Cadena Nacional.

“Pero es cierto, muchas veces, los dirigentes inclusive de partidos con orígenes que no son antidemocráticos ni nada, creen que realmente el establishment, los sectores de poder, los acarician, bueno, porque dicen las cosas que a ellos les gustan. Los utilizan por un tiempo y después, cuando ya no sirven más, los tiran. Es más, los condenan, los persiguen, les pasó a presidentes también argentinos que creyeron que dándole todo al establishment los iban a hacer uno de ellos. Pero no, no te hacen nunca uno de ellos porque no te quieren. Y es más, lo que es importante es encontrar dirigentes que tampoco queramos ser como ellos, sino que queramos ser como el pueblo”.

Son varias las enseñanzas de estos años kirchneristas, desde la recuperación del Movimiento Nacional Peronista como actor central del proceso de transformaciones que necesita el país, a que un par de tapas de Clarín no pueden voltear a un gobierno popular. Algunos compañeros parecen entenderlo, otros aún ceden a lo establecido.

“Es cierto, no me interesa ir a fiestas porque nunca nos gustaron, y no critico a los que van a fiestas, al contrario, me encanta ir a una fiesta de casamiento, tampoco andar criticando a los que van a fiestas, pero en definitiva, creo que hay una suerte de captación muchas veces de hacerlos sentir como parte de algo que no son o que fueron parte de algo”.

Ellos enfrentaron al establishment político y cultural argentino, y al hacerlo, lograron reconfigura el papel del Presidente/a de la Nación, y en su particular encarnación, el rol del Estado. Por Cadena Nacional y con quien hoy parece ser el candidato elegido para las próximas elecciones a pocos metros, Cristina volvió a remarcar la necesidad de un poder político independiente capaz de tomar las decisiones que beneficien a las amplias mayorías populares, y no a los “círculos rojos” que atemorizan a cierta casta política. Esperemos que estén a la altura, o sepamos, junto a ella, salir a reclamarles que así sea.

“Dejemos que los argentinos expresen su voluntad libremente y acatémosla. Y cuando la acatamos, estoy diciéndolo únicamente en respetar el voto del día de la elección, sino en respetar lo que cada uno de esos gobernantes se comprometió con la ciudadanía para seguir manteniendo, no solamente legalidad democrática, sino lo que es más importante, legitimidad. Lo que una vez les dijo Néstor a algunos cuando apenas tenía el 22 por ciento de los votos y le preguntaron cómo iba a gobernar, con qué legitimidad iba a gobernar con ese 22 por ciento, él dijo ´la legitimidad la voy a construir todos los días gobernando para los 40 millones de argentinos´”.
Por Juan Ciucci
Fuente Agencia Paco Urondo

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