(PR/ Emanuel Fuertes) Hace un poco más de medio año, la vida de Mirian Montiel cambió por completo cuando fue diagnosticada con cáncer, comenzó con quimioterapia que logró culminar durante el mes de noviembre. Sus seres queridos premiaron su incansable lucha con una sorpresa: la esperaron afuera del hospital para celebrar el fin de una dura etapa.
Mirian es una mujer guerrera, es que hace 8 años ya logró ganar la primera batalla cuando tuvo que se someterse a un trasplante de riñón con 5 años con diálisis, esta experiencia la impulsó para crear Trasplantados Unidos del Sur de Santa Fe, un grupo de acompañamiento que brega por leyes y una buena calidad en salud.
Su vida dio un nuevo giro cuando en marzo observa un bulto en su cuello, fue al hospital Centenario de Rosario, y su médico (quien la atendió durante su trasplante) le pidió estudios, los resultados dieron que tenía unos nódulos, y le detectan un linfoma no Hodgkin en estadio III. El próximo paso sería iniciar quimioterapia. «De Rosario me derivaron al Hospital Alejandro Gutiérrez de mi ciudad» afirmó Mirian.
Sobre el desafío que se presentaría de aquí en más dijo «por supuesto que nadie merece un diagnóstico con la palabra cáncer. Nadie merece los ciclos de quimioterapia, momentos de incertidumbre, de no saber qué va a pasar, pero acepté voluntariamente, y quise empezar el tratamiento. Otra cosa es resignarse.».
Fue un tiempo de muchas quimioterapias. «Tenía un cansancio extremo en cada una. Tuve momentos tristes, de desesperación, no fue fácil pero tampoco imposible.» dice Mirian que se mantiene firme en una fe inquebrantable.
El jueves 17 de noviembre fue su última sesión de quimioterapia, y el 23 de noviembre fue su último control médico. Fue allí donde se produjo un breve pero profundo intercambio con su médico: ¿No tengo que venir más? No, no tenes que venir más. Lo venciste.
De allí en más surgen sólo palabras de agradecimiento de parte de Mirian que al salir del hospital se encontró con su familia, amigos que celebraron el alta. «Agradezco primeramente a Dios, desde el diagnóstico y primer día de tratamiento recordaba – la paz de Dios guardará vuestros corazones – y así fue. Gracias a quienes me ayudaron a vencer el cáncer a todos los profesionales, técnicos, todo el equipo del Hospital Alejandro Gutiérrez, el área de oncología trabaja muy bien, los días feriados allí estaban esperándome y trabajando.» recuerda emocionada Mirian.
Lo que surge de su corazón son sólo palabras de agradecimiento: a toda la gente que la acompañó, le dio una palabra, A su familia, al grupo de locutores de Venado Tuerto, a todos los que estuvieron.
Y por último reflexionó y dejo un mensaje para quienes estén en una situación similar “se puede salir no es fácil, hay que ser muy positivo, y creer que lo vas a lograr, no hay que desanimarse, todo esto me llevó a pensar… no porqué, ¡sino para qué!». finalizó Mirian, una venadense guerrera.
