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Carta Abierta de Venado Tuerto

Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante; y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra.
Rodolfo Walsh

El Gobierno Nacional demostró con hechos, en los últimos 10 años, que siempre ha escuchado todas las voces. Cabe aclarar, aunque parezca infantil hacerlo, que escuchar no significa acatar. Es irrisorio que quienes se oponen ideológicamente a este modelo crean que la persona que conduce el rumbo del País – lugar ocupado por decisión de una amplia mayoría – cambie su plan de gobierno por pedido de quienes tienen una postura absolutamente reñida con la propuesta que la llevó a ocupar la conducción antes mencionada; y que, por lógica consecuencia, debe defender tomando las medidas que se condicen con aquellos requerimientos ideológicos, sociales y políticos de quienes la eligieron a través de la herramienta que la democracia entrega a los individuos para este tipo de resoluciones: el voto.

Por otro lado, no solo esto ha demostrado el Gobierno Nacional en la última década, sino que también dejó siempre en claro que no confunde los adversarios políticos del momento, ni es tan miope como para no reconocer a los sectores que son utilizados por estos. Desde aquella frase, que tanto escándalo despertó entre los iluminados analistas políticos, que citaba a los piquetes de la abundancia hay un largo camino de lockouts patronales, marchas auto-convocadas que no son tales y manifestaciones pacíficas con intentos de linchamientos. En todo ese recorrido ninguno de sus insultos, ni sus gritos, ni sus reclamos, fueron alguna vez desoídos, y mucho menos confundido el sector de la sociedad que participó en cada una de esas oportunidades.

Todas las generalizaciones son odiosas, por eso una vez más, remarcamos la presencia real y válida de personas que con absoluta franqueza y actitud pacífica salen a reclamar por aquellas cosas que no les parecen justas o decisiones en las que se sienten perjudicados; eso sí, muchos de ellos desisten de repetir la experiencia si luego se ven envueltos en situaciones como la que tuvo que vivir el último 18A un joven militante del PRO que intentó resguardar la puerta del Congreso ante la violencia de un grupo de inadaptados, y finalizó siendo el objetivo del odio visceral, descontrolado y sin sentido de estos. Cosas así no deberían pasar jamás, las marchas y reclamos realmente deberían ser pacíficas, realizarse regularmente y que la gente encuentre el espacio donde exponer aquellas cosas que necesitan pedirle a los políticos que los representan, que sin dudas no es el Gobierno Nacional; en todo caso será la oposición la que tendrá que dejar su lugarcito cómodo de cacerolero para hacer lo que deben hacer y proponer algo que contenga a toda esa masa sin dirigentes ni proyectos que la cobijen.

Desde Carta Abierta Venado Tuerto intentamos seguir una línea de coherencia con el Espacio fundante, que se creó en la ciudad de Buenos Aires durante el lockout patronal del año 2008, y esta coherencia no es posible sin conocernos, sin saber qué piensan en aquel grupo de asamblearios que quincenalmente debaten y formulan propuestas y críticas para que todo lo logrado se afirme y se profundice. Las Asambleas de la Biblioteca Nacional son de libre acceso y su difusión se da a través de la red, con lo que cualquier hijo de vecino puede escucharlas tantas veces como guste. Mucho más deberían hacerlo aquellos periodistas que para dar un cierto nivel a sus desteñidos y falsos argumentos escogen citar a algún integrante de Carta Abierta y, para no quedarse cortos, se despachan con una adjetivación que por lo general ronda en torno a lo que supo ser el ridículo comentario de la señora de los almuerzos: “se viene el zurdaje”. Alguien que habla de Carta Abierta como un grupo que «farfulla ser de extrema izquierda» jamás vio un solo video de estas Asambleas, mucho menos se tomó el trabajo de investigar bien a bien cuántas vertientes ideológicas la conforman, con lo que su labor profesional se muestra debilitada por donde se la mire.

Finalmente, y solo por no ser más extensos, cabe aclarar que no desconocemos que el verdadero adversario es el poderoso que, para no defraudarlos -si acaso eso fuera posible-, podríamos decir se encuentra en el nivel social de la burguesía. Pero eso no invisibiliza a quienes suelen ser presa fácil de sus movimientos en la oscuridad y finalmente utilizados. Estos son quienes salen a batir sus cacerolas y destilar sus más bajos instintos en lo que sin dudas es una cuestión absolutamente de clases – o como mínimo de ambición clasista – y son sin lugar a discusión alguna los mismos de siempre, representados en una inmensa mayoría por la clase media acomodada de este país y aquellos que intentan serlo a como dé lugar. Lamentable sitial el de estos últimos, ocupantes del triste escalón de los desclasados; y de los que Berthold Brecht señaló como “un burgués asustado”. Porque algo que ya debería saber más de uno es que una cosa es la burguesía y otra muy diferente un pequeño burgués atrapado en la disyuntiva de un nuevo tiempo político que lo sobrepasa e inevitablemente lo asusta.

 

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