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El amor es el camino: venadense se enamoró de una monja, dejó los hábitos y armó una familia

Daniel Genovesi tomó una decisión que cambió su vida por completo: decidió dejar los hábitos como cura católico y pasarse al anglicanismo para poder formar una familia. Actualmente es el Obispo del Uruguay, la máxima autoridad de esa rama religiosa en el país vecino.

Nacido en Venado Tuerto, está casado con Mercedes y es padre de dos hijas, María Carla (24) y Camila Genovesi (21). Antes de esto fue un joven sacerdote católico al cual en un momento se le presentó la disyuntiva de elegir entre una vida de celibato, o una vida de familia.

“Yo formaba parte de un grupo juvenil de la Catedral de Venado Tuerto, y alrededor de los 16 años sentí por primera vez el interrogante si debía ser sacerdote. Tras vencer mi resistencia inicial, entré al seminario y nueve años después, en 1990, fui ordenado sacerdote”, explica Genovesi.

Una de sus hijas vive en Buenos Aires, la otra está estudiando en Estados Unidos​.
Si bien durante los primeros años de su ordenación, había logrado ser secretario del obispo y vivía en el obispado, no estaba completamente satisfecho. Sus tareas cotidianas le resultaban satisfactorias, pero en el transcurso de su trabajo pastoral se cruzó con Mercedes y el camino que había elegido para su vida se vería de golpe trastocado. En ese momento, ella era la Hermana Mercedes.

El trabajo conjunto fue dando lugar a una amistad, y con el paso del tiempo, el joven sacerdote empezó a tener dudas sobre si realmente quería una vida célibe, o una vida de familia. “Sabía que no quería algo ambiguo ni escondido. Así que cuando tomé la decisión y ella aceptó, al día siguiente se lo comuniqué a mis superiores”, remata Genovesi.

Al escuchar sus planteos, las autoridades de la Iglesia le dijeron que se tomara un tiempo para meditarlo, pero el retiro no modificó su decisión. Al despedirse, el obispo le dijo que él percibía que tenía vocación para el sacerdocio. La respuesta de Genovesi fue directamente al centro de la cuestión que lo atravesaba: “Yo también lo creo. Sólo que esto también es parte de mi vocación”.

El obispo anglicano Daniel Genovesi es la máxima autoridad de la Iglesia Anglicana en Uruguay. Tanto para él como para Mercedes, dejar la Iglesia fue una manera de cambiar el modo en que se insertaban en la sociedad y asumir nuevos desafíos. Al principio, Genovesi se dedicó a la docencia y, tras recibirse de psicólogo, trabajó como terapeuta. Además, realizó un MBA en Dirección de Recursos Humanos. En 1996 publicó una novela corta llamada El poder oculto, un policial ambientado en el Vaticano.

Durante ese periodo, dejó de asistir a toda comunidad religiosa. “En mi caso, podría decirse que mi fe casi se extinguió. Tal vez era lo que necesitaba para purificarse y resurgir”, explica Genovesi. Fue recién en el 2001, ocho años después de que dejara el ejercicio de su ministerio, que la vocación de servicio sacerdotal volvió a apoderarse de su deseo.

“Estaba feliz con mi vida familiar y no veía cómo podía conciliar esto. Fue gracias a la visita de un sacerdote que volví a considerar acercarme a la comunidad anglicana. Y al día siguiente empecé a asistir a la parroquia San Salvador en Belgrano”, detalla Genovesi, quien comenzó un proceso que lo llevó en menos de dos años a casarse por iglesia con Mercedes en ese templo y a recibir las órdenes ministeriales de parte de la jerarquía anglicana.

En 2004 se convirtió en párroco en la Parroquia San Marcos en Hurlingham, y también siguió trabajando como terapeuta y como director de estudios en un instituto de nivel superior en Palermo.

Un día particular fue el 13 de marzo de 2013, cuando la fumata blanca de la Capilla Sixtina en Roma indicaba que la Iglesia Católica tenía un nuevo Papa. Sin pensarlo mucho, Genovesi se sentó a escribirle a ese nuevo líder, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, que en poco tiempo más pasaría a ser el Papa Francisco.

En octubre de 2019 el Sínodo de Obispos de la Iglesia Católica permitió la ordenación de hombres casados como sacerdotes en casos “excepcionales” y de esa forma colocó en el centro de la escena un tema que es sin duda una de las tensiones más fuertes hacia dentro de la institución. Sin embargo, la reciente decisión del Papa Francisco de excluir completamente la posibilidad de ordenar sacerdotes casados, expresada en su Exhortación Apostólica “Querida Amazonia”, fue asumida como una demostración de la fuerte resistencia de los sectores conservadores dentro de la Iglesia a modificar esta regulación.

Genovesi escribió su carta para el Papa Francisco de un tirón, mencionando su caso y exponiendo la problemática más amplia de qué sucedía con los hombres que “vivían en los márgenes” de la Iglesia Católica. Consultó con un sacerdote y una religiosa católica respecto a la posibilidad de enviarla, y ambos lo alentaron a hacerla. Fue esta mujer la que le mencionó que un amigo iría al Vaticano y podría entregar su carta junto a la de otros.

Ese mismo año, al volver de una misión en Salta, Genovesi se encontró con la respuesta. Era una carta de puño y letra escrita por el Papa Francisco, quien le afirmó que había recibido su pedido como “como un llamado de Dios a plantear el problema”, y que, si bien reconocía que no era una tarea sencilla, prometía “no archivarla”.

Genovesi tomó contacto con otros ex-sacerdotes en la misma situación. Diez de ellos accedieron a contar lo que habían sido sus experiencias por fuera de la vida religiosa. Los testimonios de todos fueron compilados en un pequeño libro, llamado Querido hermano, que fue publicado por la Editorial Santa María en 2016.

«Si en un futuro este tema llegara a abordarse, sería sensato no albergar ideas de grandes cambios. Francisco es un líder carismático muy coherente en su estilo de conducción: sus afirmaciones personales siempre han tenido una característica de apertura a las voces del tiempo actual mientras que en los movimientos institucionales -de por sí lentos y complejos en una organización milenaria-, se ha mantenido en la forma clásica», comenta Genovesi.

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