(PR-Eduardo Salleras) Antes de continuar con el desarrollo del tema, quiero compartir los análisis hechos por distintos lectores, directos o indirectos, de la primera parte sobre este problema crónico que movilizó a mucha gente luego de proponerlo aquí.
Un amigo me contó que su abuelo eligió comprar campo en Blaquier (BA) porque pasaba el tren y no así por Villa Saboya, a sólo 30 km de distancia uno de otro, siendo este lugar de mejor tierra y agua, pero sin vías férreas, sin la conexión que ofrecían ellas. Hace más de 40 años que el FFCC no circula más por Blaquier. ¿Se puede considerar una estafa a los ciudadanos?
¿Cuál fue la razón que los llevó a formar esos asentamientos, luego pueblos como Villa Saboya, que tuvieron negocios de ramos generales, clubes, despacho de combustible, parroquia y cura, centro de salud y doctor, escuela… y ni siquiera pasaba un tren por allí? Y hoy perdieron casi todo.
Otro amigo, nacido en Trenque Lauquen, en tiempos que su padre atendía como médico rural en la zona (una actividad casi en vías de extinción) y que luego dejó a los 10 años de edad, para irse solo a estudiar pupilo a Buenos Aires, a un colegio inglés… hoy habiendo pasado más de 70 años de ese momento y cargando una biografía notable, me contaba aquellos lindos recuerdos de la zona y la vida rural.
También me llegaron opiniones y remembranzas de los pueblos periféricos a la hoy ciudad de 9 de Julio, y la transformación irracional de un país que tenía todo hecho para ser una Nación importante y que, sin embargo, después hizo todo mal, para clavarse en la lista de los peores países subdesarrollados. Despreció incluso, uno de sus mayores capitales reconocidos por el mundo entero: la educación y la cultura.
Aarón Castellanos, mi pueblo, contaba con dos conventos franciscanos, con educación primaria, uno para niños y otro para niñas, hoy si bien uno funciona como escuela mixta, con muy pocos alumnos comparado con entonces, puedo decir que fue abandonado por la orden religiosa y es una sombra de lo que fue, más allá del esfuerzo y el empeño que sus docentes le ponen en el día a día, para mantener la propuesta educativa. Funciona también una escuela secundaria agrotécnica, pero luego de las inundaciones, la pandemia, la cuarentena y otras calamidades que supimos conseguir, quedó con muy pocos estudiantes.
Por Aarón Castellanos pasó el tren hasta la inundación y ahora volvió a circular, por lo menos hasta el próximo ciclo húmedo, sin embargo ya no tiene ramos generales, ni despacho de combustible, ni…queda solamente la voluntad de unos pocos y pequeños almacenes, su población disminuyó sensiblemente siendo un lugar muy pintoresco y tranquilo para vivir, sobre ruta nacional Nº 7 y con tren, sin embargo, se suma a los pueblos con problemas crónicos de desarrollo y de disminución alarmante de su población. Entonces, hubo y hay algo más que atentó contra el progreso de los pueblos y la zona rural.
Ingeniero Balbín, Pichincha, Blaquier, Santa Eleodora, El Día… todos perdieron el mismo tren, pero Villa Saboya nunca lo tuvo y Aarón Castellanos sí, lo perdió y lo recuperó estando incluso sobre asfalto del “corredor bioceánico”, Buenos Aires al Pacífico…Además de la eliminación del tren ¿qué pasó en la Argentina, un país agropecuario?
Desde luego que existieron asentamientos que nunca llegaron a ser un pueblo o estaciones de trenes que nunca alcanzaron a formar siquiera un caserío, pero hubo, y hay lugares, que sí tuvieron vida e identidad propia. Hay puntos determinados, específicos, que tienen designación geográfica y política, son un lugar establecido porque en un momento se lo designó para ser y después, dejaron de serlo… ¿por qué?
¿Fue un acierto o un error descomponer la masa social rural? Y lo digo así, ni más ni menos, porque se trató de una estrategia política. El resultado está a la vista.
¿Entonces? Hay algo más.
